César Vallejo y la cena miserable

Este escritor peruano es conocido dentro de la innovación poética del siglo XX y quizá sea uno de los mejores poetas de su país, y gran enriquecedor de la literatura universal. De carácter retraído y con una larga trayectoria de amores tempestuosos, sufrió a lo largo de su vida muchos problemas económicos y llegó a estar preso en 1920 en Trujillo, hecho significativo a la hora de analizar su obra. Llegará a París en 1923 viviendo de las colaboraciones en diversos periódicos, pero con una escasez de recursos que le hará sacar su mayor partido a su obra. En 1928 su ansia de conocer le hará viajar a la URSS pero la dificultad del idioma le hace desistir aunque consigue con claro acierto profundizar en el marxismo. Y en 1930 viaja a España.

 
Sus influencias, tan significativas para la crítica, van desde Las flores del mal de Baudelaire en sus primera obras (Los heraldos negros, 1918), pasando por el movimiento modernista de Rubén Darío, que separa lo vulgar y lo aristocrático, lo poético y no poético e introduce un cambio en la fisionomía del verso; y el arte vanguardista de Picasso llevado a la literatura (Hablaba de transformar el poema a la estética del malagueño). Pero sin duda, lejos de trazar un panorama de influencias, Vallejo busca su camino, y lo acaba encontrando en unas características que sólo son posibles en su obra.
 

Vallejo, que miró a Baudelaire, Darío o Picasso, acabó por encontrar su propio camino poético; ese eldorado que es la voz propia

De ésta forma en Los heraldos negros hay un abandono de lo pomposo y artificial, la expresión se torna sencilla, austera y auténtica. Las líneas temáticas serán la fatalidad del destino, la certeza de la culpa y de un pecado que se opone a la felicidad en la tierra. También encontramos esa lucha contra la forma lingüística, con el uso frecuente de sustantivos en lugar de adjetivos y una escritura sometida a una constante depuración. Trilce (1922) por su parte, es un libro hermético que rompe con las normas y la estética del momento, y en la que podemos ver la presencia del futurismo y dadaísmo.
 
En la etapa europea (1923-38) abandona los manierismo vanguardistas, conjuga el verso tradicional con nuevas métricas, hace uso de los heptasílabos endecasílabos y alejandrinos. Son versos mas accesibles que los de Trilce. En España aparta de mi este cáliz (última obra del autor escrita en los últimos meses de 1937) trata sobre la Guerra Civil española, y se preocupa por la orfandad del ser humano, por la opresión de los gobiernos imperialistas, por la amenaza fascista. Vallejo se adhiere al socialismo y a un humanismo revolucionario , un compromiso del arte sin encasillamiento en la ortodoxia. Tiene como logros no haber caído en el patriotismo, haber vivido de la experiencia. También es importante esa búsqueda de la armonía y la belleza en un mundo de caos y destrucción.
 
Algunas de las constantes que aparecen en la obra son: una presencia del yo desdoblada, la idea de pasión cristiana (de un yo que sufre la idea de martirio con imágenes claramente provenientes de la cultura judeo-cristiana); la utilización de un lenguaje místico que se mueve entre la esfera de lo concreto y lo abstracto, transcendente e intranscendente; una idea de fractura como un motor que tiene que ver con romper las expectativas; un sentido trágico de la vida relacionado con el barroco (lo trágico es la tensión de la distancia entre el hombre y Dios, es la búsqueda de esa totalidad perdida).
 
Por otro lado, encontramos un prematuro carácter existencialista y nihilista, que anticipará lo que será el existencialismo. También una idea del tiempo que se relaciona con el ritmo que antepone el capitalismo.
 
Hoy queremos destacar el poema La cena miserable, unos versos y estrofas que nos brindan la posibilidad de pensar en una etapa ya pasada, de escasez, miseria, guerra, y que se conjugan dentro de ese existencialismo y nihilismo que ha supuesto un gran acercamiento filosófico a aquellos años de barbarie, y por qué no, a lo que hoy somos.
 
La cena miserable (Los Heraldos negros, 1918)
 
Hasta cuándo estaremos esperando lo que
no se nos debe... Y en qué recodo estiraremos
nuestra pobre rodilla para siempre! Hasta cuándo
la cruz que nos alienta no detendrá sus remos.
Hasta cuándo la Duda nos brindará blasones
por haber padecido!...
Ya nos hemos sentado
mucho a la mesa, con la amargura de un niño
que a media noche, llora de hambre, desvelado...
Y cuándo nos veremos con los demás, al borde
de una mañana eterna, desayunados todos!
Hasta cuándo este valle de lágrimas, a donde
yo nunca dije que me trajeran.
De codos
todo bañado en llanto, repito cabizbajo
y vencido: hasta cuándo la cena durará.
Hay alguien que ha bebido mucho, y se burla,
y acerca y aleja de nosotros, como negra cuchara
de amarga esencia humana, la tumba...
Y menos sabe
ese oscuro hasta cuándo la cena durará!
P.López Montero

P.López Montero

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