Entrevista a Carlos Martínez Gorriarán

"¿Por qué se cargan la ciencia y nos ponen un AVE?"

Foto: Mario Sánchez.

Foto: Mario Sánchez.

No duda en ningún momento en cargar contra uno y contra el otro, contra el Gobierno y contra el PSOE. No se corta un pelo. Califica de “proteccionista” la nueva reforma de la Ley de Propiedad Intelectual apoyada por los “grandes medios oligopólicos”, afirma que las leyes educativas de los grandes partidos son leyes de partido y lamenta la subida del IVA cultural al 21% tan solo por “querer hacer caja”. Así es Carlos Martínez Gorriarán (San Sebastían, 1959), profesor, escritor y diputado de Unión, Progreso y Democracia (UPyD) y uno de las cabezas visibles del partido, junto a Rosa Díez y Toni Cantó.
 
Acordamos la entrevista con él en los despachos del partido en el Congreso de los Diputados. Mientras charlamos un cartel con el lema “Zona libre de corruptos” preside el encuentro. Grabadora modo on.

P. Filósofo, escritor, profesor y político ¿Podría colocarlas en orden de preferencia?
R. Llamarme a mí mismo filósofo sería presuntuoso. Yo soy profesor de Filosofía. Me dedica a la política de una manera total, aunque no lo veo como algo definitivo. Dentro de unos años volveré a dedicar más tiempo a lo que realmente me gusta, que es el de profesor investigador antes de que de político, que también es un trabajo creativo y tiene aspectos positivos. Como diría Nietzsche, “la política es otra forma de creación”.
 
P. ¿Cómo decide usted acabar en la política? ¿No estaría mejor en sus otras profesiones? Y no metiéndose en este berenjenal.
R. Sí, en este caso es un berenjenal (risas). Yo soy profesor de la Universidad del País Vasco. Allí teníamos el problema de ETA y el nacionalismo obligatorio. Formé parte del grupo de ciudadanos vascos que nos rebelamos contra aquello. Yo participé en el Foro de Ermua y sobre todo en ¡Basta Ya! de la que era portavoz a la vez que profesor. Eso significó que en la universidad me pidieran que dejara de dar clases y que me pusieran escoltas durante unos años precisamente porque las amenazas de ETA fueran en serio. Eso te mete sin que tú lo quieras en la política, porque en el fondo era un problema político. Hay pensamos que había que aportar esos movimientos cívicos, esa rebelión contra el totalitarismo, y lo hicimos.
 
A uno se le rompe por la mitad la carrera profesional porque cuando ya no puedes dar clase, no puedes tener relación con los alumnos ni con tus colegas. Por supuesto, había mucho profesor proetarra que, por supuesto, la relación se hizo imposible; no dejan de ser cómplices de los que te querían asesinar. Eso es lo que me empujó a la política. Más tarde, un grupo de los que estábamos en ¡Basta Ya!, con Fernando Savater, Rosa Díez y alguno más, decidimos que había que dar el paso de montar un partido político.
 
P. “La educación es el pasaporte hacia el futuro, el mañana pertenece a aquellos que se preparan para él en el día de hoy” decía Malcolm X. Entonces ¿Por qué no interesa a los grandes partidos hacer una ley más allá de los cuatro años que dura una legislatura?
R. Es lamentable hacer una ley educativa cada mayoría parlamentaria porque acaban convirtiéndose en leyes de partido, y eso es un disparate. Habría que aspirar a tener leyes pensadas para 20 ó 30 años y luego ir actualizándolas durante ese tiempo. Deberían ser leyes muy sencillas, que marcarán la estructura del sistema educativo, los objetivos que se persiguen, las titulaciones, el estatuto del profesorado… En vez de eso se hacen leyes complicadas. Por ejemplo, la LOMCE es un prodigio de la inconfusa incomprensible. Al final son leyes que fracasan una tras otra porque en el fondo hacen lo que no deberían hacer, que es meterse donde no le llaman.
 
La Ley de Educación debería ser un marco para el desarrollo del sistema educativo con autonomía. En vez de eso son leyes que se metan hasta que debemos hacer en el recreo. En el caso de la LOMCE, va a ser con muy poco futuro porque en la próxima mayoría parlamentaria va a cambiar esa ley, ya que tiene muchas errores de bulto. En algunas cosas no está mal, ha mejorado algo de lo que existía con la LOGSE y la LOE, pero en otras introduce nuevas problemas.

 

P. ¿Por ejemplo?
R. Hay de diferentes tipos. No se ha metido en una cuestión, que es el del modelo educativo. En España, el modelo pedagógico constructivista tiene un peso excesivo, que no es bueno. En realidad, cultiva más la mediocridad. De hecho, nuestro país no tiene un modelo educativo no tan malo de lo que se dice, creo que hay un exceso de catastrofismo. Pero hay cosas que hay que mejorar.
 
P. ¿Se arregla metiendo más dinero?
R. No es un problema de dinero, es un problema de modelo educativo. Habría que empeñarse mucho más en mejorar la docencia. El profesorado es un colectivo que está bastante deprimido, se siente maltratado, y además se considera que no se reconoce su trabajo. No está mal pagado, en realidad están pagados en algunos aspectos por encima de la media española, al menos en la pública (la privada es otro mundo que, por cierto, paga mucho peor). Pero, el problema no es tanto el reconocimiento económico, sino el moral: que a los profesores no se les tome por el pito del sereno, que tengan autoridad dentro del aula, que no se les cambie el plan de estudio cada dos por tres, que no se le modifique las asignaturas, los objetivos… que haya una estabilidad, que se incentive al que lo hace mejor, aprender de los centros con mejores resultados… En vez de eso, el sistema que tenemos en España ha sido un sistema en vez de meritocrático –procurar que los mejores alumnos tengan facilidades para mejorar su talento- de media, y la media produce mediocridad. ¿Qué es lo que nos pasa? Pues que igual tienes un nivel de conocimiento igual al de otros países, pero mucho menos alumnos excelentes porque no se está favoreciendo y facilitando el desarrollo personal de ellos, ni se les está permitiendo a los profesores hacer un trabajo más personal con los alumnos, etc. Arrastramos una tradición de desprecio a la formación profesional, ahí la LOMCE mejora algo pero que todavía es insuficiente.
 
"El colectivo del profesorado se siente maltratado"
Lo que es un disparate es la reintroducción de la religión, las ventajas que se da por la puerta de atrás a los colegios concertados… Pero a los colegios concertados tramposos. Ahora la LOMCE permite que los ayuntamientos cedan gratuitamente terrenos para que se pueden hacer centros de enseñanza a empresas de educación. En principio parece que no hay ningún problema, pero estamos hablando de un bien público que va a ser gestionado por una empresa privada con competencia muy desleal para los que se han construido con su dinero como los centros 100% privados o los concertados tradicionales que hicieron en su momento su inversión. Al final es parecido a la externalización que quiso hacer Madrid en la sanidad: regalar a determinados amigos tuyos servicios públicos con la excusa de que eso es más eficaz sencillamente porque sale más barato. Sencillamente porque los concertados pagan peor que los públicos a los profesores. Pero eso es injusto.

P.¿Y el bilingüismo?
R. Ese es otro aspecto en el que la LOMCE no ha hecho absolutamente. Se tiene que garantizar que en la comunidades bilingües –concretamente el caso de Cataluña es más grave- que la inmersión lingüística no sea obligatoria, sino que sea voluntaria y que haya una enseñanza bilingüe para todo el mundo. Hay gente que nos acusa de estar obsesionados con el nacionalismo, pero se trata de derechos básicos. Es más, la UNESCO lo tiene recogido como un derecho: “la educación en lengua materna”. Si a un niño en primaria no se le permite educarse en lengua materna, lo más normal (y es lo que pasa siempre) es que acumule un retraso educativo. La paradoja es que durante el franquismo era una reivindicación que todos apoyábamos –la educación en lengua materna para los niños catalano-hablantes o vasco-hablantes- y con la democracia esto se pervierte y se dice que no, que este derecho hay que sacrificarlo a la construcción nacional, que en Cataluña lo disfrazan de cohesión social. El hecho es que Cataluña tiene resultados PISA bastante peores que en Madrid y la razón es muy sencilla, es por la inmersión lingüística obligatoria en una población en que más de la mitad no tiene el catalán como lengua materna. Eso nos parece una traición a un principio democrático. Los niños tienen derecho a la educación a su lengua materna y el Estado democrático tiene la obligación de ofrecérsela.
 
 

P. ¿Se podría decir que hay una falta de libertad para los padres a elegir el idioma que quieran que aprendan sus hijos?
R. Por supuesto. Se les hace casi imposible. A los padres se les obliga a pasar por un calvario de buscar un centro donde se ofrezca el castellano, además deben pedir una ayuda que se les paga mucho más tarde si lo consiguen.
 
No hay centros que se ofrezcan el castellano en Cataluña porque el propio reglamento escolar de la Generalitat lo impide. Es un círculo vicioso. Usted si encuentra un centro que tiene línea en castellano su hijo tiene derecho a estudiarlo. ¡Pero cómo lo vas a encontrar! Si has hecho lo posible para erradicar la oferta. Es como si en el franquismo te dijeran “usted puede votar a los comunistas, si encuentra la papeleta”. ¡Claro! pero si no hay elecciones. Al final es una burla de un derecho democrático.
 
P. UPyD apuesta por un pacto en Educación. Sin embargo, viendo las últimas leyes que han sacado los gobiernos populares y socialistas ¿No cree que un pacto entre ambos partidos podría salir un ‘monstruo’ mayor?
R. Sí, es verdad que es un mantra que todos apoyamos porque no se puede decir que estamos en contra de un pacto de Educación. Pero la verdad es que ese pacto debería ser de “no intervención”. Tendría que ser un pacto que dijera “vamos hacer una ley estable, duradera y una ley que cumpla las reglas del juego en el sistema educativo, que lo financie bien y que no se dedique a perturbarlo y a cambiarlo cada cuatro años”. Esto debería ser el objetivo, pero al PP y al PSOE no les gusta nada, porque les gusta jugar con la educación, que para ellos es un terreno de confrontación ideológica.
 
P. En algún momento, usted afirmó que estamos “en una crisis económica, política y de valores”. ¿Cuál valoraría usted como la más urgente de solventar?
R. Están muy relacionadas. Tenemos un problema moral y político, que se llama corrupción y tiene sus consecuencias económicas. Hace unos días, la CNMC estimó que el coste de la corrupción y la contratación pública mal hecha –lo que llamamos “capitalismo de amiguetes”- era de 48.000 millones de euros, al año.
 
P. El doble del rescate a Bankia.
R. Exacto. Si consiguiéramos erradicar la corrupción, minimizar el fraude fiscal minimizar el despilfarro en las administraciones públicas (el capitalismo de amiguetes)… no haría ninguna falta en recortar de educación, ni en sanidad, ni en servicios sociales… se podría bajar la presión fiscal, de tal manera que la gente que tengamos nómina pagar lo que nos corresponde y no a los que no pagan. Por eso el problema político está muy relacionado con el económico. No se puede resolver una cosa sin la otra. Lo que está ocurriendo en España es saqueo organizado. Y todo esto es un dinero que no se puede invertir en educación, en la ciencia, en la investigación, a la sanidad pública y a lo que es más importante, a promover el empleo: facilidad para crear empresas, a desarrollar sectores emergentes como la economía digital, a tener empresas con valor añadido. Si España fuera un país con un sentido de ciudadanía más crítica (o más nórdica) donde la gente fuera más exigente y más intolerante con la mentira y la corrupción, tampoco habríamos estado tantos años votando a tanto sinvergüenza.
 
"La crisis de valores, la crisis política y la crisis económica en realidad son tres aspectos de una crisis poliédrica"
Otro ejemplo. Este año, como es año electoral, va haber una inversión de 5.500 millones de euros en el AVE. El AVE es un tren de lujo, que está muy bien para el que se lo pueda pagar. Es un tren de lujo que sencillamente no nos lo podemos permitir. Pues esos 5.500 millones para líneas, que van a ser deficitarias con toda seguridad, contrastan con que el Gobierno se ha negado a introducir 320 millones de euros para salvar la ciencia. Entonces, hay 5.500 millones para el AVE, que no tenemos ninguna prisa ni lo necesitamos, y no hay dinero para salvar a un sistema de ciencia que es fundamental. ¿Por qué se cargan la ciencia y nos ponen un AVE? Porque la sociedad en España no es consciente con lo que está pasando con la ciencia y la importancia que tiene para el futuro del país y, sin embargo, les parece estupendo inaugurar una estación de AVE por todo lo alto para que al final solo lo puedan utilizar el 15% de la población.
 
La crisis de valores, la crisis política y la crisis económica en realidad son tres aspectos de una crisis poliédrica, no son cosas distintas. No es verdad que se pueda solucionar la economía, sino resolvemos cosas como la moralidad de la política, la exigencia alta de transparencia en la gestión y en la rendición de cuentas.
 
P. Hablemos de la Universidad, una institución de la que usted conoce tras más de 20 años como profesor en la Universidad del País Vasco. ¿Considera que la Universidad española se encuentra en su momento más crítico?
R. No es un buen momento para la universidad. Ahora se están pagando los pecados de la mala planificación universitaria. Se ha tendido a la expansión universitaria, a crear muchas universidades. Al final se ha aumentado la cantidad en prejuicio de la calidad. ¿Qué ha pasado con la crisis? Que nos hemos encontrado sin recursos para financiarla. El resultado ha sido la disminución de política de becas y la rescisión de contratos a muchos docentes (en Madrid han dejado a un 13% en la calle).

P.¿Y cuál es para usted el principal problema?
 
R. La docencia. La docencia es el principal problema. Seguimos manteniendo a instituciones más dignas del Museo Arqueológico porque tienen cátedras eternas que no se pueden tocar. La semana que viene presentamos una proposición no de ley contra la endogamia universitaria que propone una cosa muy simple que hacen los países serios, que es prohibir a las universidades que contraten a sus doctores. Lo cual obliga a todo el mundo a moverse. Si tú te sacas el doctorado en la Complutense, estupendo, pero no te conviertes al día siguiente en profesor de esa universidad, te tienes que ir a otra universidad. Y para ese departamento de la Complutense se tendrá que buscar otro profesorado en otras universidades. Aunque esto no sea una solución mágica, porque no existe, acabaría con el problema de la baja calidad de la docencia universitaria.
 
También hay reconocer que hay muchos departamentos e institutos universitarios muy buenos. Las ciencias de la salud y las ingenierías están muy bien, de hecho, exportamos montones de médicos e ingenieros, salen muy formados, tienen nivel. Luego hay facultades que son de risa, con titulaciones absurdas, que deberían presumirse.
 
Una cosa muy cómica de cuando fue Ángel Gabilondo, ministro de Educación, intentó sacar una reforma universitaria que no salió adelante porque no hubo manera. Una de las cosas que se quiso hacer era reducir las titulaciones para ponerlas de acuerdo con el espacio de Bolonia. En España había 120 titulaciones en ese momento. Se creó una comisión para reducirlas y cuando se disolvió la comisión había 122. En vez de reducirse, proliferaron. ¿Por qué? Porque al final son los departamentos o los grupos de presión los que por razones sindicales presionan y consiguen ventajas que a otros se les vetan. La Universidad en España tiene el mismo problema que tienen el resto de las instituciones españolas, al final está más al servicio del que las ocupa de que su función pública.
 
P. ¿Cree que el Plan Bolonia sea el antídoto para el desastre universitario?
R. El Plan Bolonia tenía un par de objetivos buenos. El principal, y que se ha conseguido en parte, es que hay un espacio universitario europeo que le permite a cada europeo ir a cualquier universidad de Europa o que el título se le convalide automáticamente y que pueda ejercer su profesión en toda Europa.
 
P. ¿Solo se ha conseguido “en parte”?
R. Se hizo mal porque se les dio demasiado capacidad de decisión a las universidades y luego cada una ha hecho lo que le ha dado la real gana porque tenían muchos problemas para adaptarse a Bolonia. Para empezar, el modelo Bolonia es más caro al que tenemos. Significa que el profesorado tiene que dedicar más horas a tutoría personalizada al alumno y que los alumnos no pueden trabajar porque Bolonia te exige una dedicación total. No se ha hecho así y nos hemos quedado a medio Bolonia. Hemos hecho unos espaguetis a la boloñesa sin cocer la pasta. Tenemos un producto indigesto.
 
Ahora se ha sacado el modelo 3+2 (tres años de carrera dos de máster) con el que se ha montado un follón equivocadamente. 3+2 es el modelo europeo. Hay variaciones, no siempre va haber 3+2, puede haber 3+1+1 ó 4+1, no es igual estudiar Derecho, que Filosofía o Medicina. Nos parece bien este modelo 3+2 siempre que esté bien financiado, es decir, para hacer los masters reduzco los precios (que ahora son el doble de los grados de media), y además doy becas suficientes para que todo el mundo con la capacidad necesaria pueda hacer un máster. Lo que se ha hecho es dejar los precios como están, lo cual expulsa de los masters a un elevado porcentaje de universitarios. Lo que realmente han hecho es una privatización encubierta de la enseñanza superior.
 
P. ¿Se ha cambiado a los profesionales de la universidad por ese “capitalismo de amiguetes” que antes mencionaba?
R. Sí, con la reforma que hizo el PSOE que supuestamente “democratizaba” la universidad, en realidad lo que hacía era entregar la gestión del rectorado a grupos muy pequeños, porque la participación era muy baja. Yo no conozco ninguna universidad española que voten más del 5% de los alumnos. Hay había que haber puesto un quórum, si no se pasa de tal cifra no vale la votación. No puede ser que una universidad media de 40.000 estudiantes, 400 de ellos decidan por los demás. Al final son los grupos pequeños los que controlan y decidiendo quienes tienen poder en la universidad. El rector es una persona que tiene un equipo, en el que hay representantes de los sindicatos, de determinados grupos de alumnos normalmente muy politizados.
 
Lo que ha pasado con Podemos es un claro ejemplo de esto. Podemos nace en el departamento de la facultad de Ciencias Políticas de la Complutense, que es un departamento infame donde no se puede dar una conferencia si no eres de extrema izquierda.
 
P. Como le ocurrió a Rosa Díez...
R. Exacto. No pudo dar una conferencia en ese departamento porque lo impidió Pablo Iglesias literalmente, tenemos el video, el que lo quiera lo puede ver.
 
P. Está en Internet.
R. Entonces está muy claro. En un país evolucionado con una democracia de verdad eso hubiera sido gravísimo y a este señor se le hubiese caído el pelo, la coleta. Ahora que está muy de moda la película de La Ola, es lo mismo: utilizar a tus alumnos aprovechándote de tu superioridad docente sobre ellos para manipularles y usarlos contra tus rivales políticos. Eso es intolerable.
 
P. La cultura siempre ha tenido un gran protagonismo en su vida. ¿Podría hacer una radiografía de la situación actual en la cultura?
R. Es un momento muy interesante. En algunas cosas no estamos viviendo el mejor mundo de los posibles y en otras hay verdaderas revoluciones. Por ejemplo en mi campo, la Filosofía, se está produciendo una revolución desde la disciplina, que no se nota nada en los departamentos de Filosofía (risas), como pasa siempre esto llegará dentro de unos años a las universidades. Pero está habiendo un cambio fundamental por la revolución que ha habido en lo que se llama las ciencias cognitivas: la neurociencia, la psicología evolutiva, la antropología evolucionista…
 
En otros campos, el cine, por ejemplo, parece que está resucitando tras muchos años de un sistema que incentivaba el fraude. Las ayudas que había a la producción eran increíbles, porque te pagaban por el estreno de la película y habías muchas que no se llegaban a estrenar. Se negociaba con un cine de pueblo con el que vendieran las entradas y con eso se cobraba la subvención. Eso ha cambiado y parece que la situación ha mejorado bastante.
 
En el campo del arte también hay un problema curioso. En concreto, el tipo de producciones megalómanas que durante los años nos habían acostumbrado a ver también se han venido abajo durante los últimos años ante la falta de financiación pública. Esto de alguna manera cambia las reglas del juego. Aún así, ha habido muchos avances, por ejemplo, ha habido una inserción clarísima –en el buen sentido de la palabra- internacional, en el mundo de la globalización. La gente que hace arte, música… está mucho más metida en las grandes corrientes internacionales que lo que estaba cuando yo era joven, que era una cultura mucho más provinciana. Nos hemos quitado el provincianismo, que eso muy bueno, pero los que no se lo han quitado son los responsables de la política cultural.

 

 
P. La Ley de Mecenazgo, una de las promesas electorales del PP, finalmente no ha salido y el Gobierno afirma que está incluida en la reforma fiscal. ¿Se mostraría a favor de una mayor actuación de la iniciativa privada en la cultura?
R. Sí, ese es el futuro. Realmente es el presente, solo que una vez más vamos demasiado atrasados respecto a la realidad. Fórmulas como el crowdfunding, donde su campo natural es la industria cultural, la investigación, cosas así que mucha gente pueda aportar pequeñas cantidades. Lo que hay que hacer es facilitar eso y darle un trato fiscal favorable, pero ya veremos que hará el PP. Yo con esto soy muy pesimista, porque tenía mejor opinión del PP antes de conocerles. Es verdad que consideran que la educación y la cultura son un lujo para el que se la pueda pagar. Tienen esa mentalidad, aunque no quiero ser injusto, seguramente habrá muchos diputados del partido que no están en absoluto de acuerdo con esto, pero sí es su política del partido.
 
Hay que invertir en estimular la creación, en crear marcos favorables para que la gente pueda ganarse la vida en lo que hace, y el mecenazgo ahí es fundamental. Hay favorecer fórmulas de crowdfunding, de colaboración, de economía colaborativa… todo esto que mira con horror el PP porque yo creo que no se pueden llevar comisiones de estas cosas (risas), y el PSOE porque no las entiende ya que siguen también viviendo en el siglo XIX, pensando que esto de la cultura es gastar mucho dinero público. La cultura no es gastar mucho dinero, es invertir en lo que realmente merece la pena.
 
De manera que yo creo que la financiación de la cultura tiene que ir a fórmulas mixtas, pero fórmulas mixtas más pensando a la economía colaborativa. Es decir, está muy bien el mecenazgo de empresas, que los bancos restauren catedrales… pero no hay que quedarse en ello ni mucho menos. Hay que ir a ese tipo de ecosistema cultural, mucho más vivo y más creativo.
 
P. ¿Está dinamitando el IVA cultural al 21% el sector? ¿O también depende de otros factores?
R. Depende de otros factores, pero desde luego la subida al 21% ha hecho mucho daño, sin duda. Es un error, el sector cultural en España es muy importante, aporta mucho al PIB y, desde luego, tratarla mal es matar la gallina con los huevos de oro. Es un error económico que tiene que ver con esa mentalidad de que la cultura es un lujo.
 
P. Quizá porque funciona es porque le han subido el IVA.
R. Es para hacer caja, es que no tienen otra obsesión que hacer caja, como sea.
 
P. En la última gala de los Goya se suavizó el discurso contra Wert y el Gobierno respecto otras galas ¿La cultura es, generalmente, de izquierdas?
R. Hay gente que lo cree. Lo mismo que es verdad que el PP, o la derecha sociológica, cree que eso de la cultura está muy bien pero que se la pague la gente, que es un lujo, la izquierda tradicional existe una idea de que la cultura es de ellos ¡Menuda estupidez! La cultura no es de izquierdas ni de derechas como nada en la importante en la vida. Lo único que son de derechas o de izquierdas son los partidos viejos, el resto de las cosas son transversales. Siempre ha habido grandes poetas de derechas para escándalo de la izquierda puritana.
 
Son tópicos que han hecho mucho daño en España, porque venimos de una tradición muy sectaria. Parecía que si no eras de izquierdas no podías ser intelectual. Es un tópico que yo creo que la gente joven ha superado mucho más que la de mi generación.

P. Enmiendas, voto en contra, jornadas de economía digital… Ha sido uno de los más activistas contra la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual ¿Qué consecuencias cree que va acarrear la nueva ley del Gobierno?
R. Es una ley que está francamente mal hecha con un único objetivo que es proteger modelos viejos de negocio y, concretamente, a los grandes medios de comunicación, que tienen relaciones privilegiadas con los partidos turnantes, tanto con el PP como con el PSOE. Además de esta intención proteccionista, que va contra la competencia y que perjudica a los medios pequeños digitales o a los nuevos medios no tan pequeños, el Gobierno eligió hacer una ley de la propiedad intelectual para proteger a los ya existentes, a los que tienen posición dominante por lo menos política, puesto que van perdiendo cada vez más lectores, más seguidores, más credibilidad… y prefieren compensar eso con protección política.
 
P. Y aquí entra en escena el Canon AEDE, también conocido como Tasa Google.
R. La aparición de este canon ha tenido unos efectos nefastos incluso para los grandes medios. Hay un aspecto realmente cómico con cómo se negoció la ley. Yo me reuní con Google España y advirtieron a todo el mundo –tanto al Gobierno como a los partidos- que ellos iban retirar Google News en el caso de que se siguiese adelante con el Canon AEDE. Nosotros advertimos al Gobierno y a los empresarios que esto era matar la gallina de los huevos de oro. Evidentemente, si tú quieres cobrar a la gente por acceder a sus contenidos lo que iban a perder era visitas y publicidad. Al día siguiente de su cierre nos contaba Google que les llamaron del Gobierno muy sorprendidos diciendo que por qué habían retirado el servicio de noticias Google News. Google señalo que ya les habían advertido de que no estaban dispuestos a pagar el Canon AEDE. El Gobierno dijo entonces que tocaba negociar. Esta manera de chanchulla, de hacer todo por la puerta de atrás, hacer leyes tramposas… nos ha llevado a una crisis política sin precedentes.
 
Pero la reforma de la LPI también tiene más cosas. Es una ley que ignora por completo el ecosistema de Internet. Por ejemplo, al imponer la obligación de cobrar el copyright incluso a los autores que no quieran, al ignorar que existe el copyleft, el creative commons… Es una ley hecha en contra de lo que es el mundo de la comunicación y la cultura de hoy. Un desastre.


 
 
P. ¿Estaría a favor de que sea renunciable dicha compensación o directamente eliminaría el Canon AEDE?
R. Que sea voluntario. Hay que defender los derechos de la Propiedad Intelectual pero también hay que defender la libertad de los autores para decir qué tipo de relación quieren tener con sus lectores. Un ejemplo: los qué hacen blogs. Evidentemente éstos no quieren cobrar a la gente por leer, lo que quieren es que sus blogs circulen, que se lean. Los profesores universitarios –del que soy parte de ese colectivo- no hacemos libros para vivir de ellos porque es imposible. Lo que queremos es que nuestros libros sean consultados, sean citados… que sirvan para algo. Hay que establecer la libertad de actuación de los autores y todas las posibilidades para explotar las extraordinarias que ofrece Internet. Y a los autores que tengan una mentalidad más tradicional o que simplemente tienen un trabajo organizado en un modo a base del copyright pues muy bien, por supuesto que sigan con el copyright y con sus sociedades de derechos de autor.
 
P. Usted, como autor de varios libros ¿cree que va a ver algún euro de esa tasa?
R. No lo he visto nunca. La verdad es que como nunca me hecho de CEDRO porque no me parece demasiado interesante. No he visto otra cosa que las birrias que te caen ahí de los libros vendidos.
 
P. ¿Quién es la mano negra de esta ley? ¿Los grandes medios de comunicación?
R. Más que mano negra es una mano bastante descarada. Debe ser la mano invisible del mercado que decía Adam Smith. Son grupos oligopólicos que están teniendo una actuación nefasta y que se están metiendo en la política en el mal sentido de la palabra. Se dedican a inventar partidos y a hundir a otros. Son culpables en gran parte de la gran desinformación que hay en la opinión pública española sobre muchos temas graves.
 
Por ejemplo, el subdesarrollo –porque es la palabra de la industria digital en España- en gran parte se debe a intereses proteccionistas de los grandes medios de comunicación. Pero es que eso se traduce en paro. En paro porque en España tiene la tecnología, el talento y una enorme suerte de que el español sea la segunda lengua en Internet, y eso debería haber hecho crecer mucho el PIB digital en España. Pues en vez de eso, estamos en raquítico 4% estancados que ha hecho retroceder un poco con la crisis, mientras todos los países europeos parecidos a España han aumentado el PIB digital. ¿Qué es lo que nos está ocurriendo en España? Ese tipo de grupos, que son oligopólicos, como pasa en la energía o en las telecomunicaciones, lo que hacen es trabajarse a los partidos tradicionales porque tienen posiciones privilegiadas para conseguir una legislación proteccionista y que ponga barras de acceso a competidores. ¿Consecuencia de eso? Que el paro juvenil, que es donde tiene más incidencia porque lógicamente quién conoce el mundo digital son jóvenes, está en el 50%. Estamos hablando de un daño objetivo a la economía del país. Y un daño objetivo al derecho a la gente a trabajar y a crear empresas.
 
Otra cosa nefasta de la LPI es la enorme inseguridad jurídica que crea. Hay negocios paralizados que estaban en marcha porque no saben cómo va a ser la reglamentación y la reforma prevé unas multas tan salvajes, tan disuasorias, que la gente no se atreve a sacar adelante nuevas aplicaciones, nuevos modelos de economía colaborativa a través de Internet… Esto hace un daño enorme, es gente que tendría que estar trabajando y no tiene trabajo, gente que tiene que emigrar. Hay muchos diseñadores digitales que trabajan para empresas americanas, alemanas…
 
P. ¿Por qué no existen esas empresas en España?
R. Porque tenemos una legislación hostil. Es absurdo que en el campo audiovisual haya gente con un talento extraordinario pero no puedan crear empresas precisamente porque se trata de salvar a tus socios.
 
P. El eterno enemigo: la piratería ¿Qué medidas aplicaría para luchar contra ella?
R. En eso estamos bastante de acuerdo con las sociedades de gestión de derechos de autor. No se debe tolerar la piratería de contenidos que no son de libre disposición. El problema es que la piratería en España se ha puesto el foco en el usuario corriente cuando el problema de la piratería son los que tienen empresas comerciales, con publicidad legal, que se dedican a piratear contenidos donde la gente se dedica a descargar series de televisión, películas…
 
En primer lugar hay que actuar contra esos que son los piratas. Sin embargo, se ha enfocado por el lado malo. Nos parece que la ley en eso es floja porque introduce la arbitrariedad de cerrar páginas web sin autorización judicial, lo cual es arbitrario en algunas aspectos.
 
¿Qué habría que hacer contra la piratería? Uno, actuar contra los que son profesionales de la piratería y, dos, crear un marco legal que favorezca el ofrecer contenidos de calidad a precios reducidos. ¿Por qué? La piratería la estás fomentando cuando resulta que en España los libros electrónicos tienen un IVA al 21% en vez del superreducido una vez más para proteger a los grandes grupos de comunicación, quienes son también quienes tienen grandes editoriales. 
Miguel Mirón/Fotos: Mario Sánchez

Miguel Mirón/Fotos: Mario Sánchez

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