Razones para el Siglo XXI

Razones para el Siglo XXI

Fernando Alonso Barahona (Madrid, noviembre 1961). Abogado y escritor. Jurado de premios nacionales de literatura y teatro. Colaborador en numerosas revistas de cine y pensamiento así como en obras colectivas. Ha publicado 40 libros. Biografías de cine (Charlton Heston, John Wayne, Cecil B De Mille, Anthony Mann, Rafael Gil...) , ensayos (Antropología del cine, Historia del terror a través del cine, Políticamente incorrecto...) historia (Perón o el espíritu del pueblo, McCarthy o la historia ignorada del cine, La derecha del siglo XXI...), novela (La restauración, Círculo de mujeres, Retrato de ella...) poesía (El rapto de la diosa) y teatro (Tres poemas de mujer).

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Don Quijote de la Mancha en el cine

[Lea aquí la segunda parte]

La inmortal obra de Miguel de Cervantes ha surcado la historia del cine desde sus mismos inicios. La primera versión data de 1898, y hoy son pocos los que pueden dar fe de haberla visto, porque desapareció sin dejar rastro, o más bien solo quedó de ella una breve escena filmada por la Gaumont. La fecha, sin embargo, es una constancia del gran interés que desde el mismo nacimiento del cine provocó la obra de Cervantes.
 
La película más antigua que se conserva fue realizada en 1903 con tarjetas coloreadas a mano. Como sucedería con muchas otras cintas, ya Don Quijote aparecía allí simbolizando el idealismo y la fantasía, mientras Sancho representa el más crudo realismo.

Hasta 1915, las cinematografías francesas, españolas e italianas, por ese orden, se disputan los filmes sobre Don Quijote. El mismísimo Georges Méliés da a conocer su versión en 1909, rodada en blanco, negro, muda y de corta duración. Toda una rareza. 

La cinematografía norteamericana irrumpe en el tema en 1915. Edgard Dillon, asesorado por el mítico David W.Griffith, filma Don Quijote, con 50 minutos de duración y en la que, como era de esperar, predominan las escenas de acción.
 
Ediciones Jaguar publicó en 2005 un interesante volumen titulado El Quijote en el cine, coordinado por Miguel Juan Payán. En sus páginas desfilan todos las adaptaciones formales e informales, del clásico de Cervantes formando un “corpus” artístico realmente impresionante. La primera adaptación interesante fue Don Quijote de Lau Lauritzen, rodada en 1926 y protagonizada por Carl Schenstrom y Harold Madsen. Una cinta poco conocida pero que Fernando Gil Delgado encuentra “interesante y realizada con el máximo respeto a Cervantes”. En 1933 el gran director George W. Pabst filma una sorprendente Don Quijote, una adaptación muy libre del texto que consta de nueve cuadros y cinco pasajes musicales. El tenor ruso Feodor Chaliapin encarnó con singular fortuna a un Quijote inspirado en los grabados de Gustavo Doré.
 
En 1957, la cinematografía rusa brinda un Don Quijote, que alcanzó cierto prestigio, con Nikolai Cherkasov en el personaje del hidalgo y Yute Tolubeyev como Sancho. La adaptación es muy fiel y está realizada en color y con importantes influencias del estilo de montaje de Eisenstein. La película conserva buena parte de su interés (el libro de Cervantes era de lectura obligatoria en toda Rusia, aún en la época soviética) aunque tal vez ha sido siempre un tanto sobrevalorada.
 
Las interpretaciones quijotescas han sido abundantes, desde la interesante Dulcinea (1963) de Vicente Escriva –hay una versión anterior de 1947 realizada por Luis Arroyo y con Ana Mariscal– hasta Don Quijote del Oestewestern de la Disney dirigido por Robert Butler y protagonizada por Brian Keith y Alfonso Arau, hasta el mítico –e irregular– Quijote inacabado de Orson Welles, o la famosa Don Quijote cabalga de nuevo (1972) de Roberto Gavaldón, con Fernando Fernán Gómez y Mario Moreno Cantinflas (que se erige en protagonista de la función en el papel de Sancho Panza). 

Y están naturalmente el Don Quijote (2000) de Peter Yates, con John Lightow y Bob Hoskins, curiosa, desigual y bienintencionada; y los dos intentos de Manuel Gutierrez Aragón, El Quijote de Miguel de Cervantes, serie de TV en cinco capítulos, dignamente realizada y con un gran reparto encabezado por Fernando Rey y Alfredo Landa. La fidelidad al texto original es grande y de ello se cuidó nada menos que el Premio Nobel Camilo José Cela, autor del guión. El mismo Gutierrez Aragón realizaría posteriormente Caballero Don Quijote (2002). una revisitación muy personal de su trabajo anterior, con una gran esfuerzo de producción y una gran interpretación de Juan Luis Galiardo como Don Quijote.
 
Y los acercamientos no terminan, cabe destacar Monseñor Quijote (1985) según la novela de Graham Greene, con Alec Guinnes en el papel del viejo cura de pueblo que viaja a través de la España contemporánea con su inseparable Sancho Zancas (Leo McKern). Y, por supuesto, un lugar de honor se reserva a la famosa comedia musical El hombre de la Mancha, representada en todo el mundo (en España supuso un gran éxito para Paloma San Basilio y José Sacristán) y llevada el cine en 1972 con un extraordinario reparto: Meter O´Toole como Cervantes/Quijote, James Coco como Sancho y una bellísimaSofía Loren en el personaje de Dulcinea. Canciones como I am Don Quijote o la inolvidable Imposible dream penetran con singular emoción en el corazón creativo de la obra de Cervantes. El hombre de la Mancha, infravalorada con frecuencia, es, sin duda, una de las mejores interpretaciones libres que se han realizado sobre la inmortal obra del Quijote.
 
Claro que cualquier interesado en el tema no debería dejar de leer esas tres piezas maestras del pensamiento español del siglo XX que sonMeditaciones del Quijote de Ortega y GassetVida de don Quijote y Sancho de Miguel de Unamuno y Don Quijote, don Juan y La Celestina de Ramiro de Maeztu
 

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