"El es siempre una forma que se pone a significar como tal forma, fuera mas allá de cualquier fin pragmático. Si la forma se halla al servicio de una función, desaparece en ella y deja de significar. Así un cristal puede ser percibido como cristal si lo pintamos por uno de sus lados, eliminando de su función de transparentarnos, por ejemplo, un paisaje. Por eso la poesía no puede tener como misión, tal como pensaban los poetas sociales, modificar el mundo, por mucho que como hombres deseemos que el mundo se modifique. Y no es que no pueda haber una poesía social sino que es muy difícil que lo que nos apasiona tanto en nuestras vidas sea expresado por nosotros con el desinterés emocional que el arte exige"
"Esta visión mía de la poesía explica algunos de los motivos por los cuales no seguí, en cuanto poeta, la tendencia social que predominaba en España hace algunos años. En relación con la poética de mi generación, mi poesía se propuso otras metas. La poesía social era una de las posibilidades expresivas de entonces, pero no la única. Estaban también por una parte, una literatura realista referida a los problemas del hombre concreto del aquí y el ahora, y una poesía existencia y hasta existencialista, tuviera o no una dimensión metafísica. Las lineas se centraban, en cualquier caso, en torno a la angustia frente a problemas sociales o religiosos"
“Mi obra se constituyo al hilo del existencialismo. El mundo se me apareció como la nada siendo y lo he amado frenéticamente sabiéndolo perecedero. Puede decirse que toda mi poesía transcurre entre el valor y el desvalor, el ser y la nada, la primavera y la muerte. Unas veces predomina lo negativo, lo que la vida tiene de mortal, y otras lo positivo, la luminosa primavera. A veces, los dos aspectos al mismo tiempo”.
Pero “poco a poco me convertí en otro tipo de poeta opuesto al que había sido. Este cambio fue producto de las circunstancias, y, en cierto modo, puede ser equivalente al que experimentaron Juan Ramón y Valle lnclán. El primero paso desde el impresionismo a una poesía pura, y el segundo del idealismo a la deformacion esperpéntica de la realidad. En mí se produjo un notable cambio sin que se modificara para nada mi visión del mundo. Si en mis cuatro primeros libros fui un poeta estrofico, cultivador de una estructura relativamente sencilla que reflejaba una actitud emocional, aunque clara y lineal - un estilo, en suma, que unía el tema humano y el sentimiento-, en Oda en la ceniza y Las monedas contra la losa me encontré escribiendo de otra manera".
“Soy opuesto a todo experimentalismo y creo que el estilo nunca debe buscarse, se encuentra. Sin embargo, mi nuevo estilo me sorprendió. Cambiaba el modo en que llegaba al poema. De pronto aparecía movido desde una noción esencialmente paradógica, relacionada, supongo, con mi visión del mundo. Quizá se produjo un divorcio entre las dos actividades fundamentales de mi psique -la tendencia emotiva y la racional y analizadora- lo cierto es que hacia los 40 años se unieron ambas mitades de mi ser: el poeta y el crótico-teórico”
"En definitiva la causa fue una especie de soldadura psíquica entre esas dos partes de mi psique que antes se habían expresado por separado. El poeta ahora, lo mismo que antes el teórico, tenderá al análisis, pero lo que como poeta analiza, consistirá en una metáfora, descompuesta por mi en sus rnenudas parcelas; 0 bien analizara una realidad y no una irrealidad. Si hace esto, los menudos trozos en que esa realidad se descompone serán objeto de un símbolo, con lo que cada objeto real será visto a través de una acumulación de ellos. Análisis racional de las irrealidades simbólicas y análisis irracional de las realidades: he aquí los dos polos convergentes de mi nuevo estilo, a cuyo través aparece un modo de irracionalismo diferente del superrealista".
"Esta visión mía de la poesía explica algunos de los motivos por los cuales no seguí, en cuanto poeta, la tendencia social que predominaba en España hace algunos años. En relación con la poética de mi generación, mi poesía se propuso otras metas. La poesía social era una de las posibilidades expresivas de entonces, pero no la única. Estaban también por una parte, una literatura realista referida a los problemas del hombre concreto del aquí y el ahora, y una poesía existencia y hasta existencialista, tuviera o no una dimensión metafísica. Las lineas se centraban, en cualquier caso, en torno a la angustia frente a problemas sociales o religiosos"
“Mi obra se constituyo al hilo del existencialismo. El mundo se me apareció como la nada siendo y lo he amado frenéticamente sabiéndolo perecedero. Puede decirse que toda mi poesía transcurre entre el valor y el desvalor, el ser y la nada, la primavera y la muerte. Unas veces predomina lo negativo, lo que la vida tiene de mortal, y otras lo positivo, la luminosa primavera. A veces, los dos aspectos al mismo tiempo”.
Pero “poco a poco me convertí en otro tipo de poeta opuesto al que había sido. Este cambio fue producto de las circunstancias, y, en cierto modo, puede ser equivalente al que experimentaron Juan Ramón y Valle lnclán. El primero paso desde el impresionismo a una poesía pura, y el segundo del idealismo a la deformacion esperpéntica de la realidad. En mí se produjo un notable cambio sin que se modificara para nada mi visión del mundo. Si en mis cuatro primeros libros fui un poeta estrofico, cultivador de una estructura relativamente sencilla que reflejaba una actitud emocional, aunque clara y lineal - un estilo, en suma, que unía el tema humano y el sentimiento-, en Oda en la ceniza y Las monedas contra la losa me encontré escribiendo de otra manera".
“Soy opuesto a todo experimentalismo y creo que el estilo nunca debe buscarse, se encuentra. Sin embargo, mi nuevo estilo me sorprendió. Cambiaba el modo en que llegaba al poema. De pronto aparecía movido desde una noción esencialmente paradógica, relacionada, supongo, con mi visión del mundo. Quizá se produjo un divorcio entre las dos actividades fundamentales de mi psique -la tendencia emotiva y la racional y analizadora- lo cierto es que hacia los 40 años se unieron ambas mitades de mi ser: el poeta y el crótico-teórico”
"En definitiva la causa fue una especie de soldadura psíquica entre esas dos partes de mi psique que antes se habían expresado por separado. El poeta ahora, lo mismo que antes el teórico, tenderá al análisis, pero lo que como poeta analiza, consistirá en una metáfora, descompuesta por mi en sus rnenudas parcelas; 0 bien analizara una realidad y no una irrealidad. Si hace esto, los menudos trozos en que esa realidad se descompone serán objeto de un símbolo, con lo que cada objeto real será visto a través de una acumulación de ellos. Análisis racional de las irrealidades simbólicas y análisis irracional de las realidades: he aquí los dos polos convergentes de mi nuevo estilo, a cuyo través aparece un modo de irracionalismo diferente del superrealista".
Fuente: Fundación Juan March