62 edición

El Festival de Cine Seminci recuerda a Martín Patino

Foto: Fundación Martín Patino.

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La Semana Internacional de Cine de Valladolid rendirá homenaje al realizador salmantino en su próxima edición.

Basilio Martín Patino (29 de octubre de 1930-13 de agosto de 2017) fue uno de los cineastas españoles más estrechamente unidos a la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci). Un hecho especialmente significativo para alguien que reconocía que “no me gustan los festivales”. Estas palabras las pronunció tras recoger la Espiga de Honor en la clausura de la 47 Semana, celebrada en 2002, que le dedicó una retrospectiva completa que incluía con todos sus cortos, largos y obras para televisión, además de un libro escrito por Juan Antonio Pérez Millán y una mesa redonda.

 

La Semana Internacional de Cine de Valladolid rendirá homenaje al realizador salmantino en su próxima edición. Concretamente, el Día del Cine de Castilla y León, que tendrá lugar el 23 de octubre, se proyectará una de sus películas emblemáticas, cuyo título se dará a conocer en próximas fechas.

 

Un cineasta al que no le gustaban los festivales

Basilio Martín Patino manifestó muy pronto sus inquietudes cuando organizó en 1955 las Conversaciones de Salamanca, una reflexión colectiva de profesionales y críticos sobre el cine de hacía en España y que marcaría a muchos el camino a seguir. Diplomado como director de cine en 1960, debuta en el largometraje con toda una declaración de intenciones: Nueve cartas a Berta (1965), una pieza que resultó clave en lo que se dio en llamar Nuevo Cine Español, ganadora de la Concha de Plata a la Mejor Opera Prima en el Festival de Cine de San Sebastián y que, sin embargo, tuvo que esperar tres años para su estreno comercial. Y eso que no le gustaban los festivales de cine.

 

 

En 1969 rodó Del amor y otras soledades, mutilada por la censura, y en 1971 Canciones para después de una guerra, una singular y emocionante radiografía crítica de la posguerra, que también sufrió la censura durante cinco años. Como respuesta a los censores, Martín Patino filmó en la clandestinidad Queridísimos verdugos (1973) y Caudillo (1977).

 

Con la llegada de la democracia, el cineasta fundó su propia productora, La linterna mágica, desde la que ha alternado sus trabajos de ficción y documental con títulos como Los paraísos perdidos (1985), Madrid (1987) y Octavia (2002), su último largometraje de ficción.

 

Su producción, aunque se ha dilatado en el tiempo, ha recibido homenajes y ha sido material de estudios y ciclos, como el mencionado que le dedicó el Festival de Valladolid. El realizador afirmó al recoger la Espiga de Honor que “lo bueno de recibir este homenaje es que, dada la gran labor de Fernando Lara y el prestigio de la Seminci, salimos del contexto del espectáculo y entramos en lo surge verdaderamente es el cine, algo que para mí es importante, dado que no me gustan los festivales. Lo malo, tratándose de uno mismo, es que lo siento como una labor de archivo, casi arqueológica.

 

Martín Patino, durante el rodaje de Libre te quiero

Tal como recuerda el libro “50 años de la Semana Internacional de Cine de Valladolid. Una ventana al mundo”, de César Combarros Peláez, en la ceremonia de clausura, Patino afirmaba que “hace 40 y muchos años, cuando en esta tierra de Castilla queríamos ver cine tuvimos que inventarnos los cenáculos del cineclub. Por esas fechas nacía la Seminci, uno de los festivales de más prestigio y más queridos del mundo”, para dedicar el premio a Lara y Pérez Millán, “que han creído en mi trabajo. Medio siglo después, se cierra un paréntesis con honor”.

 

Libre te quiero, en Tiempo de Historia

Lo que no imaginaba Patino en ese momento es que ese paréntesis volvería a abrirse, ya con Javier Angulo en la dirección del Festival, con el estreno en la sección Tiempo de Historia de la 57 Semana del que ahora es ya su último trabajo. Basilio Martín Patino, en su reencuentro con la Semana después de una década de ausencia, presentaba Libre te quiero (2012), un documental de 60 minutos de duración, rodado sin guion previo pero con el objetivo de documentar la indignación de las manifestaciones del 15M y la construcción de la Acampada Sol.

 

Estos acontecimientos son vistos por Patino con un estilo impresionista, próximo al documental puro, donde intenta que sean las imágenes las que se expliquen por sí solas. Fue la última piedra que Basilio Martín Patino colocó en su brillante carrera. Como en algunos de sus trabajos más recordados, recurrió al documental para dejar constancia de un momento muy concreto de la historia de España.

 

En Libre te quiero refleja el descontento, el hartazgo de millones de personas que el año pasado salieron a la calle para protestar por el clima político, económico y social que vive el país. Superados los 80 años, el cineasta salmantino rodó una película sobre, según sus palabras, la “alegría” de un movimiento, el del 15M, que convirtió la Puerta del Sol de Madrid en un símbolo de resistencia.

Redacción

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