Adiós a un novelista. Adiós a un guionista de cómic. Adiós a un creador. Víctor Mora Pujadas ha fallecido a los 85 años de edad, según anuncia la Fundación Víctor Mora en un comunicado, dejando tras de él un legado literario de gran valor.
Una triste noticia para la literatura española y, concretamente, para el mundo del cómic de nuestro país. Y es que Mora fue el autor de obras como Los plátanos de Barcelona y padre de El Capitán Trueno, la serie de historieta de aventuras más famosa de la historia del cómic español. Este fue su mayor reconocimiento literario. La historia de un caballero español de la Edad Media que se convertía, a través de sus aventuras y hazañas, en el héroe de los indefensos y el defensor de la justicia y las libertades. Todo ello en un contexto histórico complejo: la Tercera Cruzada.
Ahora despedimos al creador del capitán. A otro héroe. Aquel guionista de cómic que nació en Barcelona y que pronto supo sacarse las castañas del fuego. A los 11 años dejó el colegio y se hizo autodidacta. Su aprendizaje fue a través de la lectura de libros de aventuras y cómics. Comenzó rápido en el oficio. A los 20 años, la editorial Bruguera le contrató como redactor y traductor. Fue allí donde creó a El Capitán Trueno y el Jabato, otro de los protagonistas de sus historietas.
Su primera novela fue Los plátanos de Barcelona. Pero su estreno no tuvo en lugar en España. La censura le llevó a publicarlo en París en 1966. No sería hasta 1972 cuando se publicaría en catalán por primera vez. Esta fue la primera novela de una trilogía que seguiría con París flash-back (1978) y cerraría con El tranvía azul (1985). Así, su obra ha sido traducida a otros idiomas como el alemán, el francés, el húngaro, el rumano o el checo, entre otros muchos.
Sus líneas literarias mostraban un claro reflejo de la sociedad del siglo XX desde la perspectiva progresista y sin presiones. Siempre exhibió sin concesiones su postura política. Militó en el PSUC, lo que le valió para en 1957 ir a la cárcel. No sería hasta seis años después, en 1963, cuando se exiliaría a Francia. Sin embargo, hasta 1991 no se valoró lo suficiente su trabajo. En ese año fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras en Francia. En 1997 obtuvo la Cruz de San Jorge. Un reconocimiento tardío para una obra reivindicativa. Adiós Víctor Mora.
