Exposición en Castilla-La Mancha

Chema Madoz y la naturaleza de las cosas

Chema Madoz. / PHotoEspaña

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Una exposición sobre la obra de Madoz indaga en los procesos intelectuales de donde surgen sus imágenes y aquellas fuentes que han inspirado la construcción del lenguaje creativo.

La magia artística de Chema Madoz se encuentra en los objetos. Objetos cotidianos que utiliza para darles otra funcionalidad, otra perspectiva. En ocasiones, combina dos de ellos para jugar con el resultado, buscando asociaciones, parentescos, yuxtaposiciones, encuentros fortuitos.

 

Su obra levanta ya cuenta con una fuerte reputación en España. Es por ello que sea un habitual en PHotoEspaña, el Festival Internacional de fotografía y artes visuales que se celebra año tras año y que comenzó en Madrid. Pero en las últimas ediciones se ha abierto a nuevas comunidades, como Castilla–La Mancha.

Chema Madoz. / PHotoEspaña.



Es en La Mancha del Quijote quien, justamente, acoge la exposición La naturaleza de las cosas de Chema Madoz. La muestra se podrá visitar primero en la Sala de Exposiciones de la Escuela de Arte José María Cruz Novillo (Cuenca) –hasta el 10 de septiembre- y más tarde en el Centro Cultural La Asunción (Albacete). En noviembre viajará al Museo de Guadalajara.

 

El valor de las cosas

La naturaleza de las cosas ofrece una perspectiva definida de la obra de Madoz. 40 piezas que compone la exposición y que permite indagar en los procesos intelectuales de donde surgen sus imágenes y aquellas fuentes que han inspirado la construcción del lenguaje creativo.

 

Pero el objeto es solo el material utilizado. ¿De dónde viene, entonces, la inspiración del artista madrileño? De la naturaleza. Madoz opera con la naturaleza de la misma forma en que lo hace con los objetos, buscando asociaciones y yuxtaposiciones. Ajeno a las clasificaciones habituales, trastoca las reglas y deja vagar la imaginación. Desplegando su fantasía, funde los reinos animal, vegetal y mineral dando lugar a un reino propio en el que transforma hojas, ramas, maderas, plantas, flores, piedras ofreciendo las combinaciones más inesperadas.



A veces lo hace cambiando su función; una pareja de guindas simula los pesos de una balanza. Otras haciendo asociaciones insólitas, unas notas de la caligrafía japonesa se convierten en las ramas de un sauce llorón. Y en ocasiones, los objetos, al situarlos en un escenario distinto, se convierten en elementos de la naturaleza, un dedal hace las veces de una maceta o los tiestos el tronco de una palmera.

 

“El juego es la manera más gratificante, lúdica y divertida de conocer el mundo. Jugando consigues llegar a soluciones simples, sencillas y muy accesibles”, explica el artista. El que fuera Premio Nacional de Fotografía 2000 utiliza sus procedimientos para emparentar con el surrealismo. Busca nuevos significados, nuevos caminos por donde vagar la imaginación.

 

En estos desplazamientos, metamorfosis, combinaciones o búsqueda de relaciones entre los objetos, una especie de ligereza que se asocia con la idea de juego. Chema Madoz lo entiende como la primera manera que tiene el niño de entender el mundo y relacionarse con él.

L. Torres

L. Torres

L. Torres es periodista y colaboradora de Ritmos 21.

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