El mito de Carmen

'Carmen' y 'Bodas de Sangre': la violencia por amor

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'Carmen' representada en danza, teatro y ópera, sigue siendo un mito como símbolo de la feminidad, dentro de una historia violenta, como ocurría en las 'Bodas de Sangre' de Lorca.

Carmen se ha convertido en un símbolo de feminidad y feminismo, asimismo se entiende este mito como una representación de la femme fatale, la mujer vampiresa que acaba con la felicidad del hombre por su propio placer. El personaje original nace de la novela de Prosper Mérimée, sin embargo, su adaptación más famosa es la ópera de Bizet. Un mito que sigue teniendo actualidad, también desde la violencia. 

 

Poniéndonos en situación, Carmen es una cigarrera gitana de la fábrica de tabacos de Sevilla que conoce a Don José, un militar español procedente de Elizondo, prometido a su vez con Micaela, una joven navarra. Carmen consigue engatusar con sus encantos a Don José, acto que se produce durante la famosa aria L'amour est un oiseau rebelle, en la que Carmen le declara sus intenciones al militar: "si no me quieres, te quiero; si me quieres, ten cuidado". Esto resume la principal trama de la obra.


Además del reconocimiento póstumo de la obra de Bizet dentro del panorama lírico y musical internacional, Carmen ha supuesto un mito dentro de la creación cultural. Se ha convertido en el Don Juan encarnado por una mujer. Sin embargo, esta obra supone también la exageración del carácter español y andaluz, mitificando a la mujer española encarnada en esa gitana de ojos negros. Algo que poco a poco se va rompiendo, como la reciente representación de la Compañía Nacional de Danza en los Teatros del Canal, donde también se ve otra similitud: la violencia en el amor tan presente en las mujeres lorquianas.

Carmen, de la Compañía Nacional de Danza en Teatros del Canal.

Carmen también representa una liberación en contra del machismo de la época y los convencionalismos sociales, algo que se muestra también dentro de las coreografías transguesoras y rompedoras a cargo de Johan Inger. Carmen no entendía el matrimonio de la forma corriente, y rompe con los razonamientos y pensamientos sobre el amor que se daban tanto en la sociedad gitana, como entre los matrimonios del siglo XIX. Lo mismo sucede con el personaje de la novia de Bodas de Sangre, quien rompe con lo establecido, la boda comprometida y no deseada huyendo con su amante.


Todo esto ha llevado, como decíamos en un inicio, a la atribución de este personaje como mito sexual de mujer que atrae la desgracia, rompe con las convenciones sociales y lleva a la tragedia, en ocasiones, más allá de la muerte, teniendo ambas obras un desenlace funesto. Se trata de una mujer que vivía para ella misma y era capaz de enfrentarse al mundo sin tener en cuenta las consecuencias. Se ha convertido, por tanto, en una figura tremendamente sugestiva en el mundo de la creación cultural. Se ha adaptado al cine en diversas ocasiones, como es el caso de la película homónima de Carlos Saura (1983) o Carmen Jones la versión latina de 1984 dirigida por Otto Preminger, o la figuración del mito en obras de Goya, Picasso o Sorolla.

Carmen, por Pablo Picasso (1949).

 

 


El reflejo en la obra de Lorca

La influencia en  la literatura de Lorca es más que patente. Ninguna de las protagonistas de las obras teatrales del dramaturgo granadino (Yerma, La casa de Bernarda Alba y Bodas de sangre) se encuentra tan liberada como Carmen, pero al final de la obra todas ellas rompen con lo establecido de una forma dramática siendo ellas las culpables para la sociedad de todos estos funestos desenlaces.

 

De esta manera, Yerma acaba con la vida de su marido con quien descarga sus frustraciones por no quedarse embrazada, Adela, la hija menor de Bernarda Alba, se ahorca, y la novia de Bodas de sangre acaba perdiendo tanto al novio como al amante, deseando quitarse la vida. Un nexo común con lo que representa Carmen, la revelación contra los cánones de la sociedad de la época: el matrimonio, la maternidad y la castidad. Sin embargo, en el caso de las mujeres lorquianas se encuentran a lo largo de las obras sumidas en las apariencias y la represión, mientras que Carmen, desde el primer acto en la revuelta de las cigarreras y su aria dedicada a Don José, ya se muestra como una mujer resuelta y decidida.


Al comienzo de la obra la novia y Carmen parecen mujeres totalmente distintas, sin embargo, el desenlace en ambas obras es similar. Las dos mujeres son capaces de crear un fatal desenlace mediante la infidelidad. Mientras que la novia de la obra de Lorca logra enfrentar al novio y Leonardo en el bosque perdiendo ambos la vida a la luz de la Luna (símbolo lorquiano de la muerte); Carmen pierde la vida por la libertad, se convierte en una mártir de sus propios actos siendo apuñalada por Don José en un arrebato de celos a la salida de la corrida de Escamillo.

Representación de Bodas de sangre, por Saga Producciones.



En el caso del novio y de Don José, las similitudes son varias, ambos son celosos y descubren la infidelidad derivando en el desenlace de ambas obras. Sin embargo, en el caso del novio de Bodas de sangre, se trata de una boda prácticamente impuesta, como era costumbre en la época, mientras que Don José deja el ejército y toda su trayectoria por Carmen, una mujer casada que le lleva a ser bandolero. Don José es un hombre altivo y pasional, mientras que al novio se le muestra iluso, reprimido, hasta el momento en el que se entera de la infidelidad de su esposa.


Los amantes, tanto Escamillo como Leonardo se muestran ausentes y, aunque reclaman a la mujer, no sienten celos ni entran en cólera como sucede con Don José y el novio. Escamillo permanece ajeno a lo que sucede fuera de la plaza entre vítores y aplausos, mientras que Leonardo lucha por huir con la novia, pero tampoco evita la boda ni aparece en la obra como un personaje apasionado capaz de enfrentarse al novio en ningún momento.


Las connotaciones sexuales están presentes a lo largo de la obra, en Carmen mediante el juego de la seducción y la sensualidad de la propia figura, mientras que en Bodas de Sangre, se emplean metáforas como el caballo, símbolo de la masculinidad y la pasión. Una obra internacional, adaptada en todo el mundo y todos los formatos. Carmen es sangre, es Lorca, la pasión y muerte en la escena.

 

Marina Prats

Marina Prats

Marina Prats es periodista y experta en comunicación cultural.

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