Su último periodo de creación

La última etapa de Joan Miró

Foto: Fundació Pilar i Joan Miró.

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Un volumen y una exposición recogen una serie de obras inéditas, algunas incluso sin catalogar, del último periodo de creación de Miró.

Joan Miró, uno de los máximos representantes del surrealismo, gozaba de una personalidad única. Su obra, repartida por el globo terráqueo, ha sido fuente de inspiración para muchos artistas contemporáneos. Su obra, al igual que el propio hombre, fue evolucionando y, según que etapa, conocemos un Miró diferente.

 

Una exposición en la Fundació Pilar i Joan Miró –en 2017 cumple 25 años- y un volumen recientemente publicado recoge el último periodo de creación del pintor español.

 

Tanto la muestra como el volumen –este último titulado Miró. Round Trip- recogen una serie de obras inéditas, algunas incluso sin catalogar, de la etapa que el artista surrealista pasó en Mallorca. Más de 140 imágenes entre las que se incluyen pinturas, dibujos y un tapiz, además de material gráfico y documental y en los que se conserva la esencia espiritual de Joan Miró, como decía él mismo de sus trabajos: “Más que el cuadro mismo, lo que cuenta es lo que lanza al aire, lo que esparce”.

Foto: La Fábrica.



La última etapa de Joan Miró se ubica entre los años 60 y 70. En esta exposición aparecen obras salidas de los talleres del artista en Palma. La última etapa va desde 1956, año en el que se instala definitivamente en la misma, hasta su muerte en 1983. Por esa razón, son obras muy poco conocidas, que nos descubren otras facetas menos exploradas de Miró.

 

Las obras vuelven ahora al lugar donde fueron concebidas, el territorio de la Fundación que Miró hizo posible, en un camino de ida y vuelta que celebra el regalo del artista a la ciudad.

 

Breve repaso de la obra de Miró

Joan Miró nace en Barcelona en 1893, pero sus paisajes emocionales, los que lo formarán como persona y artista, son esencialmente Mont-roig, París, Mallorca y más adelante Nueva York y Japón.

Foto: La Fábrica.



Mont-roig, una pequeña población de la comarca del Baix Camp, será el contrapunto a la agitación intelectual que vive en París en la década de los 20 junto a los poetas surrealistas, y al estímulo del expresionismo abstracto que descubre en Nueva York en los años 40.

 

Más tarde, en plena Segunda Guerra Mundial, Joan Miró abandonará su exilio en Francia y se instalará en Palma de Mallorca, espacio de refugio y de trabajo, donde su amigo Josep Lluís Sert diseñará el taller con que siempre había soñado.

 

El arraigo al paisaje de Mont-roig primero y al de Mallorca después será determinante en su obra. El vínculo con la tierra y el interés por los objetos cotidianos y por el entorno natural conforman el trasfondo de algunas de sus investigaciones técnicas y formales. Miró huye del academicismo, a la búsqueda constante de una obra global y pura, no adscrita a ningún movimiento determinado. Contenido en las formas y en las manifestaciones públicas, es a través del hecho plástico donde Joan Miró muestra su rebeldía y una gran sensibilidad por los acontecimientos políticos y sociales que lo rodean. Este contraste de fuerzas le llevará a crear un lenguaje único y personalísimo que lo sitúa como uno de los artistas más influyentes del siglo XX.

L. Torres

L. Torres

L. Torres es periodista y colaboradora de Ritmos 21.

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