Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos

Xilografía japonesa al otro lado del charco

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La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos dispone de más de 2.500 xilografías japonesas de entre los siglos XVII y XX. Todas ellas descargables y de dominio público.

La antigüedad también se adapta al siglo XXI, al igual que las técnicas pasadas se siguen empleado en las distintas disciplinas artísticas. Buen ejemplo de ello sería la xilografía japonesa, una disciplina que ha llegado a Occidente desde el siglo XIX y que formaba parte de la vida cotidiana del pueblo japonés durante el período Edo (1603-1868) cumpliendo una función didáctica. Un arte que específicamente se llama xilografía ukiyo-e y que se sigue elaborando a cargo de talleres de artesanos.

 

A pesar de esto, de ser una obra tradicional japonesa, uno de los mayores fondos los encontramos en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, a unos 10.000 kilómetros de distancia de su anclada tradición. La Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos es, ante todo, un regalo a la filantropía mundial, solo comparable al archivo de imágenes de la NASA. Se trata de un archivo documental de libre acceso, completamente digitalizado y que pasa a formar parte del dominio público universal. 

Los personajes Orihime y Kengyuu, ambos clásicos de las historias populares japonesas
(Katsukawa Shunʾei, 1762)

Más de 2.500 de xilografías japonesas ukiyo-e, es decir, dibujos impresos sobre planchas de madera en infinitos colores, han sido puestos en descarga libre para el gusto de todos aquellos que no podemos desplazarnos ni a Estados Unidos ni a Japón para disfrutarlos. Se trata de una pieza de arte clásico modernizada, traída al siglo XXI en formato digital. Fuera de época y de lugar.

 

Los dibujos abarcan una amplia variedad de temáticas, siguiendo los colores y las técnicas de la archiconocida La Gran Ola de Kanagawa de Katsushika Hokusai. Principalmente, se centran en los paisajes japoneses, repletos de flores preciosas de cerezo e imponentes montañas. También en la función didáctica que tenía originariamente, presenta los usos y costumbres locales, en poemas y descripciones de las vidas diarias del japonés común y en las formas de arte gráfico más habituales del japonés pre-moderno, el Ukiyo-e y el Yokohama-e. Todos ellos son herencia de una cultura apasionante y singular y están condensados en los miles de dibujos ahora liberados.

El guerrero Ushiwakamaru, de la literatura japonesa (Utagawa Kuniyoshi, 1855) 
Paisaje del Fuji (Katsushika Hokusai, 1830)

 

Escena familiar en el interior de una casa (Torii Kiyonaga, 1785) 
Vista de la provincia de Tōtōmi (Utagawa Hiroshige, 1859)
Marina Prats

Marina Prats

Marina Prats es periodista y experta en comunicación cultural.

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