Poca programación cultural en Rusia

La Revolución rusa, marginada por los museos del país

Museo Hermitage de San Petersburgo.

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Los museos rusos celebran tímidamente los sucesos de 1917, que supusieron el derrocamiento de los zares y el inicio del régimen soviético.

La cultura rusa pasa de puntillas en la celebración del centenario de la Revolución de 1917. En 2017 se cumplen 100 años de aquellos hechos que llevaron al derrocamiento del régimen zarista. Mientras que los principales museos de Europa y Estados Unidos sí se han sumado a esta conmemoración, las instituciones culturales rusas se han mostrado cautelosos ante este centenario.

 

"Los museos están tomando el camino de menor resistencia"

La Real Academia de las Artes de Londres, por ejemplo, ha organizado una exposición con préstamos de Rusia, que analiza la creatividad cultural que surgió tras la Revolución y que aguantó hasta el régimen de Stalin, que supuso la restricción de cualquier expresión artística. El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) también se ha sumado a la celebración con la exhibición de la historia de la vanguardia rusa.

 

Pero en Rusia, los museos han dejado a un lado en su programación expositiva el centenario de un año que cambió el planeta. Las protestas de 2011 contra Putin, que fueron solventadas en algunos casos de manera violenta, propagó la idea de que las revoluciones no son buenas. No obstante, el país todavía preserva el cadáver de Vladimir Lenin, fundador de la URSS, en la Plaza Roja.

Foto: Museo Tsaritsyno



Esta contrariedad ha dificultado que las instituciones culturales rusas programen exposiciones sobre la Revolución rusa. “Los museos están tomando el camino de menor resistencia”, afirma el historiador Anatoly Golubovsky, quien sostiene que éstos no quieren organizar “exposiciones duras que susciten discusiones”.

 

Otra dificultad para los museos rusos es la complejidad de contar la historia de la Revolución. Hubo dos levantamientos distintos en 1917. Por un lado, la Revolución de febrero, que derrocó la autocracia zarista y trató de establecer la democracia liberal. Por el otro, la Revolución bolchevique, que aplastó la anterior revolución y ejecutó al zar Nicolás II y a toda su familia en 1918. Este hecho supuso el dominio del comunismo y décadas de opresión cultural y social.

 

Los Romanovs, más protagonistas que la Revolución

El Museo Estatal Hermitage de San Petersburgo lleva a cabo una muestra que se enfoca en el zar y su familia sin mostrar cualquier apéndice de posible debate. Titulada Romanovs y Revolución: el fin de la monarquía, exhibe “cómo las elecciones y las decisiones tomadas por el zar hicieron la revolución inevitable”, señala la exposición en su dossier. Además, el Hermitage profundizará en otros temas como la historia del Palacio de Invierno en 1917 o la relación entre el museo y los que estaban en el poder.

Isaak Brodsky, V.I.Lenin and a Demonstration, 1919. / Royal Academy of Arts



Por otro lado, prepara un acto exclusivo para el 25 de octubre. “Montaremos una obra misteriosa en la Plaza del Palacio”, señala el director del museo, Mikhail Piotrovsky, que contará con una “iluminación roja”.

 

En el Museo Reserva-Tsaritsyno, los Romanovs también son los protagonistas. Una exposición se centra en los últimos meses de la familia. “Queríamos transmitir la sensación de terror en 1917 y lo que la familia experimentó”, señala la comisaria de la muestra, Olga Barkovets.

 

Otras instituciones culturales no han querido profundizar en la Revolución rusa, pero también se veían obligados a programar algo sobre el asunto. Así, el Museo Estatal Ruso de San Petersburgo, afirma que el museo tratará la Revolución de Octubre en una exposición que abordará esos eventos pasados “no de frente, sino a través de la vida de las personas y de su arte”.

Boris Kustodiev, The Bolshevik, 1920. / Royal Academy of Arts

 

Miguel Mirón Pérez

Miguel Mirón Pérez

Miguel Mirón Pérez es director de Ritmos 21 - Milennial Culture Information y consultor de comunicación en iDen Global.

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