Fake es uno de esos términos que se han viralizado sin motivo alguno. “Este vídeo es un fake”, “no os creáis eso, es un fake”, son algunas de las frases que podemos escuchar cuando vemos algo de dudosa autenticidad. Pero, ¿y en la cultura?, ¿también hay arte fake?
“Hace 40 años que vivo en el fake y no me había planteado qué es”, señala el artista Joan Fontcuberta en la presentación de Fake. No es verdad, no es mentira en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Fontcuberta es uno de los participantes de esta exposición, que indaga entre lo verdadero y lo falso en el arte.
La muestra “es un proyecto muy significativo para el IVAM porque resume lo que quiere ser el museo: un lugar donde se cuestionan temas, donde se formulan preguntas, un lugar que nos obliga a pensar”, destaca el director del IVAM, José Miguel G. Cortés.
The Floor of the Fame, 1978. / Carlos Pazos
Dividida en cuatro apartados, Fake. No es verdad recoge más de 40 obras que “pretenden ser verdaderas cuando, en realidad, son mentira”, afirma Jorge Luis Marzo, comisario de la exposición. “El fake atenta contra lo que en griego se denomina DOXA (opinión común) y provoca PARADOXA (lo contrario a la opinión común), valora el comisario.
Y es que la muestra, que podrá visitarse hasta el próximo 29 de octubre, abre el diálogo sobre cómo construimos la credibilidad y autenticidad a través de la generación de los valores en la sociedad. Para ello, se citan un total de 50 artistas cuyas obras pasan de unos cables a la vista, hasta cajas de cartón, fichas a medio montar o una escalera en medio de la sala. ¿O es todo mentira?
¿Has soñado con este hombre?, desde 2006. / Andrea Natella
Uno de los artistas más reconocidos en este nuevo trabajo expositivo es Joan Fontcuberta, Premio Nacional de Fotografía en 1998. El fotógrafo afirma que la exposición “cuestiona incluso la autoridad de los museos y las instituciones. Esto demuestra que el IVAM admite la autocrítica, algo fundamental para que el museo sea una plataforma de cuestionamiento. De lo contrario, sería un mausoleo”.
Pero no todo el arte es fake. En la muestra se han filtrado obras auténticas, que el espectador tendrá que descubrir. Una manera de “cuestionarnos aquello que están creando las imágenes”, valora García Cortés. Por ello, hay una sección dedicada a los Heterónimos, que recoge obras ficticias inventadas por un autor. “Algún día la historia de la cultura tendrá que ser analizada como la historia de la falsedad”, valora el comisario, quien señala que hay “trabajos que operan como parásitos, capaces de proyectar esos sueños de credibilidad de la sociedad”. Nietzsche ya lo dejó claro cuando afirmaba que las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son.
