Exposición en el Instituto Cervantes

Jardiel Poncela y 'La risa inteligente'

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Una exposición del Instituto Cervantes invita a redescubrir la obra del autor madrileño a la luz del presente cultural.

El Instituto Cervantes inaugura hoy en su sede central la exposición Enrique Jardiel Poncela, la risa inteligente, un recorrido panorámico por la obra del prolífico autor y maestro del humor del pasado siglo. A través de 150 piezas, la retrospectiva permite descubrir la variada obra de quien, además de escritor de muy diversos géneros, fue crítico, humorista, director de teatro y de cine e ilustrador, entre otras facetas de su trayectoria.

 

Como autor, Jardiel Poncela (Madrid, 1901-1952) fue dramaturgo, novelista, poeta, narrador, guionista, ensayista… Dominó el lenguaje literario con gran agudeza y, gracias a su genio creativo, se convirtió en un fenómeno literario y cultural de la época.

 

"Jardiel está en el imaginario de varias generaciones de españoles, y hoy sigue muy vivo", dijo Juan Manuel Bonet en la presentación a los medios informativos. El director del Instituto elogió su dominio de la parodia, la imitación y el chiste, todo ello trufado de un humor inspirado en el padre de las vanguardias españolas, Ramón Gómez de la Serna, quien también tuvo como discípulos a nombres de la talla de Miguel Mihura, Edgar Neville, Tono o Antonio Robles.



La derrota de los vencedores

Pese a su éxito de público, Jardiel «sufrió la derrota de los vencedores que se quedaron en España», dijo Bonet. En esta línea coincidieron el nieto del escritor y el comisario. Enrique Gallud Jardiel recordó que su abuelo murió a los 51 años en la más absoluta miseria, sin ninguna ayuda y mal visto por todos. "Para el régimen de Franco fue un rojo; para la Iglesia, un ateo". Aunque su obra gustaba, fue despreciada por los críticos, que seguían las directrices del régimen. «Se le relega y se le evita» porque no se entienden sus innovaciones ni se acepta su espíritu rompedor y crítico.

 

La exposición del Cervantes coincide, dijo Gallud, con una «revalorización» de Jardiel: en los últimos años han aparecido varios libros con material inédito (cuentos, artículos, poesías) que poseen los herederos, se ha filmado una película, representado cuatro de sus obras teatrales, publicado dos biografías… En definitiva, «los jardielistas están contentos», agregó para puntualizar que su abuelo «no escribió literatura costumbrista, sino cosmopolita y atemporal». Negó además la supuesta misoginia del autor de Eloísa está debajo de un almendro. «Él amaba a las mujeres», sentenció.



Sergio Muro, uno de los dos comisarios, insistió en el carácter pionero de quien fue un gran renovador del humor y del teatro. Su obra es un híbrido que se retroalimenta, al estilo de los grandes humanistas, porque el autor acometía personalmente casi todas las facetas de su trabajo.

 

Si escribía una obra teatral, se ocupaba del montaje, el atrezzo, la música, etc.; si escribía una novela con dibujos, él mismo hacía las ilustraciones… Le gustaba trabajar así, siguiendo el consejo de Charles Chaplin, con quien trabó cierta amistad en Hollywood, donde trabajó dos años: si haces una película, tú mismo debes escribir el guion, supervisar la producción, dirigirla y montarla.

 

Redescubrir su obra

La exposición del Instituto Cervantes invita a redescubrir la obra del autor madrileño a la luz del presente cultural. Se muestran alrededor de 150 piezas, entre ellas manuscritos originales, primeras ediciones, revistas, cortometrajes, películas, dibujos y cartas, así como sus iniciativas como empresario, director e inventor. Se reproducen tiras cómicas, carteles y documentación de sus actividades artísticas y literarias.

 

El recorrido comienza con un amplio estudio sobre su persona: orígenes familiares, vínculos con Aragón, formación cultural, inicios como escritor, vida familiar y sentimental, viajes a Estados Unidos, rutina creativa o la Guerra Civil, hasta el relato de su enfermedad y miseria.

 

El segundo bloque se dedica a la obra del creador madrileño, hábitos de trabajo y proceso creativo. El tercero se centra en su imagen de visionario ecléctico y su carácter emprendedor.

 

Se incluye la primera película en verso del cine español, Angelina o el honor de un brigadier (1935), los Celuloides rancios que realizó en París superponiendo diálogos cómicos a películas mudas (algo impensable en aquella época) o los bocetos de un nuevo modelo de teatro que el propio Jardiel diseñó. La muestra se completa con algunas de sus películas y el documental de RTVE Inverosímil Jardiel Poncela.

Redacción

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