Renato Salas Peña

Los ojos de Tiresias

Renato Salas Peña (Lima 1971). Se dedica a la Docencia universitaria. Ha publicado los poemarios: Desde El Colchón, Lima-Vitarte y Corsé.

Fundó el grupo cultural Cultivo-Arte.

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Profesor, el constructor

TAGS Educación

Cuando escuché por primera vez la palabra “constructivismo” yacía en una carpeta sanmarquina coja, e imagino que planeaba un nuevo y torpe verso que colocar en el papel.

 

La señora que hablaba al respecto nos presentaba el tema como el último boom en la pedagogía mundial, y envuelta en unos papelografos amarillentos descubría ante nuestros ojos la piedra filosofal de la educación de finales del SXX (años más tarde me enteraría –cuando ya me empezó a interesar- que esta movida se remontaba a años en los cuales Elvis movía la pelvis y enloquecía a las señoritas, que muy probablemente era esta señora que didáctica y entusiastamente nos introducía a esta doctrina).

 

Los años venideros me hicieron estacionar en diferentes academias de la Lima colonial, y por lógica, no pude aplicar esa batería de herramientas de Bob, el constructor en mis aulas (me hubieran echado ipso facto) que con tanta ternura y dedicación me había descubierto esa señora en las pintarrajeadas aulas de finales de los 90.

 

Pero entrados a los 2000, el sueño del señor Ernst von Glasersfeld de generar andamiajes que posibiliten al alumno la construcción de su propio conocimiento empezaba a dar o a usurpar la nueva moda pedagógica-psicológica en las escuelas de Lima, y si no estabas de acuerdo, pues quedabas fuera del establishment educativo progresista del país.

 

 

Todos a partir de esos años (añitos antes, añitos después) pues empezaron a construir en sus aulas (donde no se podía construir) y sin herramienta alguna, dejaron a sus pupilos participar activamente de lo que era ese monólogo de clase que en muchos casos adormecía mejor que diazepán. Activaron en sus alumnos esa modernidad y la pose, actitud, conducta, opción pasiva quedó de lado, y en el mejor de los casos tomó una vertiente de bisexualidad educativa (activo-pasivo o doble rol) para que los que se transformarían en el futuro del país construyan sus propios conocimientos explotando su máxima capacidad.

 

Hoy, tras 20 años de constructivismo, me pregunto si en realidad, la educación peruana (profesores, estudiantes, directivos y Sutep de refilón) están preparados para construir su propio saber, ese auténtico conocimiento que alcanza la verdadera LIBERTAD. Si nuestras escuelas públicas –y también privadas- poseen las herramientas “andamiajes” mínimos para esa gran transformación (disculpen, se me escapó la frase), si es que es cierto que este construir conocimientos es real del todo o solo una utópica visión de Piaget, Vygotski, o esa señora que no recuerdo su nombre (o sea, no construyó nada en mí); si en realidad, Bunge –así me cueste aceptarlo- tiene razón al decir que el Constructivismo es solo subjetividad y en realidad no alcanza el verdadero conocimiento. Si todo fuera así, en verdad, qué esperamos para mirar a otro lado, qué tanto terror nos cuesta volver a los profesores actores e iluminados que desde el primer momento te dejaban anonadados y con ganas de aprender-conocer más, pero que tenías que esperar una semana para volverlo a ver. Y claro, dejar a esos profesores constructores que reúnen a los alumnos en un círculo y los dejan “ser-hacer” sin la mínima idea de lo que hacen en el olvido o por acto de justicia sin empleo (por lo menos hasta que se aprendan la lección).