La Isla del Tesoro ha recorrido generaciones de lectores desde su publicación allá por el año 1883 hasta hoy. La posada del Almirante Benbow es probablemente la posada en la que más imaginaciones han concurrido, y el encuentro con Billy Bones que desencadena una de las más maravillosas aventuras de la literatura, el encuentro soñado por infancias devoradoras de las páginas que, con apenas 30 años, comenzara a escribir Stevenson para que su hijastro conciliara el sueño. Y como todo libro que ha alcanzado la categoría de clásico, el estudio sobre cada una de sus páginas ha ido desarrollándose con el tiempo.
Cuenta Plutarco en su biografía de César que, cuando el gobernador de las Galias y futuro dictador de Roma ya avanzaba en sus maquinaciones para hacerse con el control de la República, el Senado presionaba a Pompeyo para que convocara su legiones y reclutara nuevos brazos que dieran fin a las aspiraciones de Julio. Pompeyo, menospreciando el ingenio de su enemigo, les dijo, dando dos fuertes pisadas al suelo, que se tranquilizaran, que de un pisotón llenaría de legiones Italia. La historia no le dio la razón al bueno de Pompeyo. Sin embargo, si sentó el precedente que ahora corona una nueva edición de La Isla del Tesoro, que con orgullo merecido, ha vuelto a los anaqueles dando fuertes pisotones como avisando: de un pisotón llenaré estas páginas de lectores.
La editorial Reino de Cordelia, en una edición fastuosa y deliciosa del clásico de Stevenson, es la responsable de esta entrega, que cuenta con una nueva traducción de Pollux Hernández, que además de la traslación idiomática, ha elaborado un completo catálogo de notas en las que, además de llevar al lector a las aguas más profundas de la novela, incluye los últimos hallazgos sobre el libro, y las magníficas ilustraciones de José María Gallego. Un libro para amantes del libro-objeto y enamorados de la novela pirática, que, sin embargo, no está llamado a ser expuesto en una vitrina sino todo lo contrario, a que sus páginas sientan los dedos, a que el tomo pase de mano en mano. Una edición, en definitiva, hecha para disfrutar del libro en todo lo que el libro puede ofrecer.
