Soundreef, una opción

Buscando una alternativa a la SGAE

Foto: EP

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Hace seis años una directiva europea liberalizó el mercado de las entidades de gestión. Corría el año 2010 y la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) había advertido de que el modelo vigente era “monopolístico”, opaco, poco eficiente y con tarifas “discriminatorias”. Tenía que ser un duro golpe para las sociedades de gestión de los derechos de autor como SGAE. Pero no lo fue, y hoy el panorama no ha cambiado mucho.

 

Sin embargo, en Italia, aprovechando la rendija que acababa de abrirse, en 2012 nació Soundreef, una empresa que busca ocupar ese espacio. Empezó ofreciendo licencias musicales de ambientación para uso secundario. Es decir, para artistas que quisieran sonar como música de fondo en gimnasios, hoteles, tiendas y peluquerías. Porque en bares musicales, pubs y discotecas la licencia requerida es otra, de uso necesario.

 

Todavía hoy, cada vez que uno de esos establecimientos decide poner algo de música para romper el silencio tiene que pagar el Impuesto de Comunicación Pública, y quienes ponen la mano para cobrarlo son la SGAE, AGEDI (que representa a las discográficas) y AIE (que representa a los artistas, intérpretes o ejecutantes), con cuotas elevadas y falta de transparencia, según dicen sus detractores.

 

 

“Cuando el artista firma un contrato con nosotros, al momento dispone de un sistema informatizado para saber qué pistas musicales registradas están sonando, cuándo, dónde y qué cantidad de dinero le están suponiendo”, explica la representante de Soundreef en España, Vanesa Costa. “La liquidación por reproducciones se cobra cada 90 días de manera transparente, independientemente de si es un artista reconocido a nivel mundial o si solo tiene seis canciones”, añade.

 

Para Costa, esto es especialmente beneficioso para los artistas menos conocidos. “Es una garantía para que que puedan reinvertir los ingresos en su carrera musical” y, a la vez, las empresas “se ahorran entre un 40% y un 50% de los cánones que están pagando actualmente por reproducir música en su negocio, y es música con sellos discográficos detrás, con la misma calidad que la que tiene la SGAE”.

 

Como se desconoce cuanta gente va a estar escuchando la canción, se establecen tarifas en función de los metros cuadrados del establecimiento. “Si hablamos de puntos independientes, sobre los 200 metros cuadrados cuesta uno 68 euros más IVA al año, y en el caso de las empresas que son multipuntos, hay que valorar el conjunto de metros”.

 

Pero claro, en Soundreef no están los Beatles, ni los Rolling Stones, ni Rihanna, ni Beyoncé, ni por ahora ningún cantante o grupo español conocido. Costa se defiende: “Hacemos ver a las empresas que la música que tiene que sonar en su negocio es de ambiente, no tiene que haber grandes éxitos. Además hay estudios de marketing que demuestran que se consume más si el cliente no se distrae”.

 

Como la iniciativa nació en Italia, es allí donde ha empezado a captar a artistas destacados. Uno de ellos es el rapero de 26 años Federico Leonardo Lucia, conocido por el pseudónimo Fedez, que acumula hasta 13 millones de reproducciones en Spotify y ya lleva 9 millones y medio de su último single.

 

 

“Estamos en 19 países y tenemos más de un millón de puntos repartidos por el mundo en los que se difunde nuestra música”, destaca Costa. La empresa española de confección de vestidos Pronovias es uno de ellos. Y el músico Graham Nash, conocido por ser parte de los míticos Crosby, Stills and Nash, uno de los primeros en girar por Europa bajo la representación del nuevo servicio de Soundreef para directos.

 

El proceso es el siguiente: los artistas y discográficas mandan las canciones que quieren registrar y un departamento artístico las somete a valoración. Si esta es positiva, se pasa a negociar el contrato. Las condiciones económicas son siempre las mismas: de lo que se factura, un 50% va para el empresa y el resto para el artista.  

 

Pero, ¿qué pasa si a un artista le ofende el uso que recibe su música? Por ejemplo, en el caso de que llegar a sonar en una plaza de toros y ser antitaurino; o si es es ateo y suena en un contexto religioso. Costa se muestra dubitativa: “A día de hoy no nos hemos encontrado con un caso así, pero es una cuestión concreta que debería abordarse en el momento de firmar el contrato y empezar una negociación”.

 

Por ahora, Soundreef no tiene acuerdos con televisión, pero la representante de la empresa en España asegura que están en camino. “De cara a 2017 se empezará a trabajar en relación a las licencias de televisión, web y radio. Y todo ello se hará primero en Italia, y luego llegará a España”. Al menos, existe una alternativa.

 

Artículo publicado en la Asociación de Promotores Musicales.

Gerard De Josep

Gerard De Josep

Periodista y filólogo. Ha sido corresponsal en Grecia, ha publicado un libro sobre Syriza y actualmente escribe desde Barcelona para varios medios culturales. En su pueblo natal, organizó durante cuatro años un pequeño festival de música.

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