Entrevista al escritor Stefan Zweig

"Cada obra de arte quiere ser conquistada antes de ser amada"

Después de muchos meses trabajando, el doctor Stoicescu ha logrado reparar nuestra máquina del tiempo y por fin podemos retomar nuestras particulares entrevistas con personalidades de otros tiempo. Ahora le toca el turno al escritor Stefan Sweig.
Tras meses dando problemas, la máquina del tiempo que estrenamos en octubre de 2012 vuelve a estar operativa. El doctor Stoicescu ha logrado que vuelva a funcionar. Habíamos acordado que la siguiente entrevista fuese a alguien del siglo XX y en esta ocasión me va a manad hasta el año 1941. Europa está en llamas, la guerra diezma los países lo que hace casi imposible entrevistar a alguien que resida allí, pero hay un europeo, un vienés en concreto, que por la persecución a la que se vio sometido por el regimen de Hitler, reside en Brasil, tras andanzas por otros países del sur de América. Vamos a entrevistar a Stefan Zweig. 
 
 
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No logro acostumbrarme a los mareos de los viajes en el tiempo. La maquina del doctor me ha dejado frente a una bonita en tipo colonial con un precioso y amplio jardín en el que distingo, sentado en una silla, un rostro abigotado. Es Zweig.
 
- Buenas tardes Sr. Zweig - le saludé
- Buenas tardes, señor
- Verá, quizá le suene raro, pero he venido desde el siglo XXI para hacerle una entrevista
- ¿Raro?, ¿por qué? - responde mientras hace señas a su mujer para que llame por teléfono, a la policía, supongo - 
- De verdad, es usted la segunda persona del pasado a la que entrevisto
- ¿A sí?, ¿y quién fue el primero?
- ¿Si le enseño una prueba, me creerá?
- Por supuesto
 
Saqué del bolsillo la foto que me hice con Rilke en el jardín de aquella pensión italiana y se la mostré. Si no fuera por el bigote, que siempre acentúa más los gestos, hubiera creído que a Zweig no le sorprendía ni lo más mínimo. 
 
- Bien, vale. Viene usted del futuro, ¿y de qué quiere que hablemos?
- De aquella conferencia que dio en Buenos Aires sobre la creación artística.
- Venga, adelante. 
 
AP.La primera pregunta es clara: ¿qué es la creación artística Sr. Zweig?
Zweig posando junto a su perro
 
SZ.De todos los misterios del universo, ninguno más profundo que el de la creación. Nuestro espíritu humano es capaz de comprender cualquier desarrollo o transformación de la materia. Pero cada vez que surge algo que antes no había existido, cuando nace un niño o, de la noche a la mañana, germina una plantita entre grumos de tierra nos vence la sensación de que ha acontecido algo sobrenatural, de que ha estado obrando una fuerza sobrehumana, divina. Y nuestro respeto llega a su máximo, casi diría, se torna religioso, cuando aquello que aparece de repente no es cosa perecedera. Cuando no se desvanece como una flor, ni fallece como el hombre, sino que tiene fuerza para sobrevivir a nuestra propia época y a todos los tiempos por venir la fuerza de durar eternamente, como el cielo, la tierra y el mar, el sol, la luna y las estrellas, que no son creaciones del hombre, sino de Dios.  
 
A veces nos es dado asistir a ese milagro, y nos es dado en una esfera sola: en la del arte. Les consta a todos que año tras año se escriben y publican diez mil, veinte mil, cincuenta mil libros, se pintan cientos de miles de cuadros y se componen cientos de miles de compases de música. Pero esa producción inmensa de libros, cuadros y música no nos impresiona mayormente. Nos resulta tan natural que los autores escriban libros, como que luego los encuadernen y los libreros, por último, los vendan. El milagro sólo comienza para nosotros cuando un libro único entre esos diez mil, veinte mil, cincuenta mil, cien mil, cuando uno solo de esos cuadros incontables sobrevive, gracias a su entelequia, a nuestro tiempo y a muchos tiempos más. En este caso, y sólo en éste, nos apercibimos, llenos de veneración profunda, de que el milagro de la creación vuelve a cumplirse aún en nuestro mundo.  
 
AP.¿Cómo logran esos hombres y mujeres realizar el “milagro de la creación"?
 
SZ.Llevando a cabo simplemente aquel acto divino de la creación, en virtud del cual surgía algo nuevo de la nada. Su cuerpo terrenal, su espíritu terrenal han creado algo indestructible, y el esfuerzo repentino de ese solo hombre nos ha permitido convivir con el arcano más profundo de nuestro mundo, el misterio de la creación.  
 
AP.¿Por qué no nos describen su modo de crear?
 
SZ.Esto debe de tener una razón determinada, y esta razón consiste en que el artista no tiene tiempo ni lugar de observarse a sí mismo mientras se halla en el estado apasionado de la creación. El artista no es capaz de observar su propia mentalidad mientras trabaja, como no es capaz de mirarse por encima de su propio hombro mientras escribe. El artista se parece más al culpable de un crimen pasional, es decir a aquel tipo de asesino que comete su acción en un arrebato de ciego apasionamiento y que luego dice la pura verdad cuando ante el juzgado depone: "En realidad no sé por qué lo hice, ni puedo describir cómo lo hice. Vino sobre mí repentinamente. No estaba con mis cinco sentidos. No estaba en mis cabales."  
 
AP.¿Eso quiere decir que el artista no está en sus cabales mientras crear la obra más hermosa?
 
SZ.Imposible. Y quizá me explico mejor diciéndole que no está con sus propios sentidos, que no es dueño de su propia razón, pues toda creación verdadera sólo acontece mientras el artista se halla hasta cierto grado fuera de sí mismo, cuando se olvida de sí mismo, cuando se encuentra en una situación de éxtasis. Y permítame recordarle en esta oportunidad que la palabra griega ekstasis no significa otra cosa que "estar fuera de sí mismo".  

Zweig atendió pacientemente a RitmosXXI.com
AP.Y si no está en sí mismo, ¿donde narices está?
 
SZ.Está en su obra. Mientras crea, no está en su mundo, en nuestro mundo, sino en el mundo de su obra, y por esto mismo es incapaz de observarse a sí mismo. Un poeta, por ejemplo, que en un sombrío día de invierno describe, apoyado en el recuerdo, en sus versos, un paisaje primaveral iluminado por suaves rayos de sol y con árboles verdeantes, no se halla en ese instante con su alma dentro de sus cuatro paredes, ni junto a su mesa de escritorio. Ante su ojo no hay invierno, sino que ve con su mirada espiritual la clara primavera y siente sus vientos cálidos. 
 
AP.La palabra inspiración ¿nos indica ya que el proceso de creación artística es algo inmaterial?
 
SZ.No confundamos la inspiración artística con la creación, la obra artística Toda creación debe materializarse, debe convertirse en materia, para que la comprendamos. Hasta la poesía más preciosa ha de quedar escrita primero en lápiz o tinta y sobre papel; un cuadro ha de quedar pintado sobre tela o madera; una estatua, modelada en mármol o bronce. Para resultarnos terrenalmente comprensible, la inspiración de un artista tiene que tomar formas materiales. 
 
AP.¿Cómo podemos encontrar huellas en el lugar en el que se realiza una obra de arte?, ¿no es ése lugar la mente del artista?
 
SZ.Pues es precisamente ese instante breve de la transición, cuando la idea artística pasa a la realización artística, el que a veces podemos observar. Aquí se nos abre una rendija estrecha para el estudio del artista, y así como las impresiones digitales del criminal ofrecen a la policía cierta posibilidad para reconstruir el crimen, así hallamos la posibilidad de descubrir algo del secreto del artista mediante las huellas que deja al realizar su tarea. Esas huellas que el artista deja en el lugar de su acción son sus trabajos previos; los primeros esquemas que el pintor hace de sus cuadros, los manuscritos y borradores del poeta y del músico. Estas son las únicas huellas visibles, el hilo de Ariadna que nos permite encontrar nuestro camino de regreso en ese laberinto misterioso. Y por fortuna encontramos tales documentos precisamente de nuestros artistas más grandes. Poseemos los esquemas de Miguel Angel, Rembrandt, el Greco y de Veláquez para sus grandes cuadros. 
 
AP.¿Cuanto tiempo se tarda en realizar una obra de arte?
 
SZ.En el arte no existe una medida común, cada artista se toma su tiempo propio. Para dar un solo ejemplo en cuanto al drama: Lope de Vega era capaz de escribir un drama en tres días, un acto por día, sin detener la pluma. Goethe, el gran autor alemán, empezó su drama Fausto cuando tenía dieciocho años y estampó los últimos versos a la edad de ochenta y dos. Ya ven ustedes: tres días en un caso, y más de veinte mil en el otro.  
 
Zweig en un momento de la entrevista
AP.¿El de creador un estado constante en el artista?
 
SZ.En muchos artistas, lo creador es un estado permanente. Hay artistas que son absolutamente incapaces de escribir siquiera una sola línea cuando no se sienten llamados interiormente. El genio creador les sobrecoge como una tempestad sagrada y sin él son áridos como campo sin lluvia. Hasta un músico como Ricardo Wagner sufría semejantes épocas de vacío absoluto; durante cinco años en la mitad de su vida, cuando ya había producido Tanhauser y Lohengrin, se sintió de repente incapaz de escribir un solo compás de música. Hubo de esperar cinco años, y se creía para siempre perdido. Había desesperado ya de poder jamás volver a comenzar cuando de pronto reapareció la inspiración. Llególe de la noche a la mañana. Había marchado sin sueño y sin tregua de un lugar a otro, había elaborado el proyecto de su gran tetralogía, ya tenía las palabras, pero no se atrevía a comenzar la música.
 
AP.¿Basta con la mera observación para disfrutar de una obra de arte?
 
SZ.Estoy convencido de que ningún deleite artístico puede ser perfecto mientras sólo sea pasivo. Nunca comprenderemos una obra con sólo mirarla. Donde no preguntamos, nada aprendemos, y donde no buscamos, no encontramos nada. Ninguna obra de arte se manifiesta a primera vista en toda su grandeza y profundidad. No sólo quieren ser admiradas, sino también comprendidas. Cada obra de arte quiere ser conquistada, como una mujer, antes de ser amada, más aún, llego hasta decir que no tenemos ningún derecho moral a contemplar cómoda y tranquilamente la acción sacrosanta y más apasionada de otro hombre. Donde el artista estaba agitado y ha dado de sí lo mejor, para hacernos accesible su visión, ahí nosotros también debemos brindar lo mejor para comprenderle. Cuanto más nos esforzamos por penetrar en su misterio personal, tanto más nos acercamos al arcano de su arte. Y, créame usted, cuando seguimos, aunque sea a un solo artista, humildemente, a través de todas las etapas de sus obras, ese esfuerzo nos enseña más, con respecto al carácter del arte, que cien libros y mil conferencias. 
 
- Pues ya hemos terminado, muchas gracias por el tiempo que me ha dedicado
- De nada, ha sido un placer - dijo mientras me daba la mano - ¿le puedo hacer yo una pregunta?
- Sí claro
- ¿Qué será de mi?, ¿cómo se me recordará?
- Se le recordará como a uno de los grandes y a partir del año 2000 se empezará a revisar su obra y tendrá mucho más prestigio que ante y a la otra pregunta... es mejor que no lo sepa. 
 
Tras otro apretón de manos, salí de la casa y volví a marcar en el móvil la clave para volver a mi siglo. 
 
 
(Stefan Zweig y su esposa se suicidaron un 22 de febrero
creyendo que el nazismo se extendería por todo el planeta)

(Las respuestas de esta entrevista han sido tomadas literalmente de la conferencia titulada "El misterio de la  creación artística" que Zweig dio en Buenos Aires)
 
A.Petit

A.Petit

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