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Un abogado sin apenas trabajo y con una vida apacible se encarga de defender a un militar acusado de asesinar a un hombre que intentó violar a su mujer.
Un argumento sencillo que sirve a Otto Preminger para componer una película prodigiosa que retrata y desnuda de forma implacable el carácter de todos sus personajes. Todo ello envuelto en una realización magnífica, con un juicio que es el mejor jamás visto en una pantalla (junto a Testigo de cargo de Billy Wilder), un puñado de grandes actores encabezados por James Stewart y la turbadora Lee Remick y una inolvidable banda sonora que firma Duke Ellington.
Preminger relata con el rigor de un médico (no en vano el título hace referencia exacta a una anatomía) los entresijos del sistema judicial que permite maravillas en cuanto se obtengan precedentes judiciales o justificaciones para los hechos consumados. Pero sobre todo retrata al personaje de Lee Remick, una mujer de insinuante carga sexual que provoca con su mirada y su sinuosa figura y que seguramente ha llevado a la perdición a numerosos hombres, incluido su violento y desequilibrado marido (que encarna Ben Gazzara).
Anatomía de un asesinato está llena de escenas memorables. El primer encuentro entre James Stewart y Lee Remick, cuando ella le mira con deseo y le musita “qué alto es usted”. El enfrentamiento dialéctico entre el abogado Stewart y el fiscal que encarna en su debut en el cine nada menos que George C. Scott. Y sobre todo esa sensación de la justicia y las normas legales como elementos que se pueden estirar a capricho para obtener los resultados. El personaje de Lee Remick envuelve a todas las personas que le rodean, el marido que encarna Ben Gazzara es un pobre diablo incapaz de contener sus impulsos. Y James Stewart es el cirujano que disecciona con su investigación y su defensa a unas personas y a una sociedad que no vive sinceramente, sino que se oculta tras una máscara muchas veces hipócrita e inmoral.
Todo puede ser verdad y mentira en Anatomía de un asesinato, el sistema judicial, el abogado defensor, el presunto criminal o la mujer. ¿Quién puede saber? La cámara de Preminger no ofrece respuestas tan solo inquietantes preguntas.
El desenlace entre moralista y sarcástico corona una película excepcional que junto a los enfrentamientos dialécticos de los abogados en la sala del tribunal ha descrito de forma aguda los entresijos de la condición humana. Sin duda una obra maestra.
Como curiosidad reseñar que el juez que aparece en la película es nada menos que Joseph Welch, un juez real que prestó sus servicios a lo largo de muchos años en Estados Unidos. Una de sus intervenciones más sonadas fueron las vistas del senador McCarthy con quien mantuvo duros enfrentamientos.
La película proporcionó a James Stewart una nominación al Oscar (el premio fue a parar a su gran amigo Charlton Heston nada menos que en Ben Hur) y hubo de zafarse de los escándalos de la censura a causa de las escenas en las que se describe sin tapujos la ropa interior de la protagonista.
| FICHA TÉCNICA | ||
| Título: | Anatomía de un asesinato | |
| Director: | Otto Preminger | |
| Elenco: | James Stewart, Lee Remick, Ben Gazzara | |
| Año: | 1959 | |
| Duración: | 160 min. | |



