Entrevista a Enrique García-Maíquez

"Cada línea es un horizonte sobre el que asomarse"

Enrique García-Maíquez (Murcia, 1969) es poeta con cuatro libros publicados y una plaquette de haikus. Además, mantiene una columna en los diarios del Grupo Joly. De entre su obra poética destacan, Haz de luz, su primera obra, premiada con el Premio Villa de Cox y Casa Propia. El poeta, cortés y extremadamente amable, acepta con cariño la llamada de este medio. Aquí sus respuestas.
RitmosXXI.com comienza un nuevo proyecto, VersoBlanco.com y para su primer número, hemos querido estrenar nuestra sección de entrevistas con Enrique García-Maiquez, poeta, profesor, articulista y miembro del Consejo Literario de este suplemento. Este espacio pretende ser un espacio para conocer a los poetas y su voz; concisión e intensidad son la marca de identidad de estas entrevistas. Junto a las preguntas planteadas a cada poeta, las entrevistas tendrán una sección fija; La poesía, el tiempo y la inspiración, unas preguntas que serán iguales para cada poeta entrevistado con el objetivo de, con el tiempo, contrastar las opiniones y alcanzar una definición, entre todas las respuestas, de preguntas tan esenciales como qué es la poesía, qué es la inspiración o por qué se recuerda a los poetas.

Enrique García-Maíquez (Murcia, 1969) es poeta con cuatro libros publicados y una plaquette de haikus. Además, mantiene una columna en los diarios del Grupo Joly. De entre su obra poética destacan, Haz de luz, su primera obra, premiada con el Premio Villa de Cox y Casa Propia. El poeta, cortés y extremadamente amable, acepta con cariño la llamada de este medio. Aquí sus respuestas. 

 
P. Sus dos primeras obras, Haz de Luz y Ardua mediocritas, las encuadró el profesor Ángel Luis Prieto de Paula, en la senda de la rehumanización, ¿lo percibes así?
R. Ocupándose de esos dos libros, Prieto de Paula fue muy generoso: tanto por la "rehumanización" como por la "senda", que significaba verme en camino y con un sentido. Como las mejores críticas, además de un diagnóstico, desvelaba un destino.
 
P.  A partir de su tercer libro, la crítica destaca que se da una visión más humorística con un gran dominio métrico. ¿Fue un cambio meditado o cuestión de tiempo?
R.En realidad, en Ardua mediocritas había más humor (más grueso) y mucho más alarde métrico; pero es cierto que Casa propia tiene, bajando el tono, más gracia y que la métrica rueda allí con más naturalidad.
 
P. ¿Hay cierta ficcionalización del yo en su poesía?
R.Sí que la hay, sí. Pero es una ficcionalización subconsciente y para encontrarme un yo más verdadero.
 
P. Afirmó hace unos años que, frente a los poetas que cantan al rock, el sexo y las drogas, usted había logrado “una vida beata”. ¿Se reconoce en esa frase?
R.No recuerdo que me expresara con tanta vehemencia. He escuchado algo de rock y, entre líneas, he cantado al sexo lo mío.Y en cuanto a las drogas, si lo políticamente correcto la sigue tomando con el café, con el aporte calórico y, sobre todo, con el vino, que es sagrado, acabaré en algún centro de reeducación o de rehabilitación Mi "vida beata" era (y es) un chiste: desde fuera se me verá algo beato, en el sentido anticlerical de la palabra; yo, por mi parte, me veo bastante beato en el sentido horaciano. Beato en el sentido católico, fuerte, de verdad… es una aspiración que tengo, pero que no confesaría nunca en público.
 
P. ¿Sigue teniendo esa intención de “epatar al progre”?
R. Ésa la he perdido por completo. Fue una respuesta reaccionaria, en defensa propia, frente al "épater le bourgeois", tan rentable. Si ya no lo pretendo, no es que haya ganado en mansedumbre, ojo: es que dejé de ser burgués.
 
P. Lo que sí ha perdurado en toda su producción es una visión de trascendencia.
R. Si no es por atisbar la trascendencia, ¿para qué escribir? Cada línea es un horizonte sobre el que asomarse.
 
P. ¿Cómo ha influenciado en usted la obra y la persona de Miguel d´Ors?
R. Si me preguntase "¿cuánto?", diría "muchísimo", y acabaríamos antes. Una universidad me invitó a hablar de eso mismo hace nada, y me llevé hablando dos horas sin parar, analizando el cómo, el por qué, el hasta dónde y el para qué. Por resumir, que lo condense JRJ: “El poeta joven necesita de maestros de su tiempo, los clásicos son un complemento y no vienen sino después”.
 
P. Borgues, Quevedo, Berceo, Fray Luis de León y tantos otros nombres han desfilado por su obra, ¿cierto espíritu culturalista o sencilla relación de nombres especiales para usted?
R. Sería un fantasma si fingiese un espíritu culturalista. Son algunos de mis amigos, a menudo más autobiográficos míos que yo mismo.
 
P. Se le conoce, y perdone la simplificación, como “poeta católico”, ¿está de acuerdo con esa denominación?
R. Soy un católico poeta, si me perdona la simplificación.
 
P.  También ha prologado y traducido a Chesterton. Como ensayista y novelista Chesterton es de sobra conocido, pero ¿cómo calificaría su faceta poética?
R. Es todo lo contrario de un poeta anoréxico. Salta a la vista: le apasiona la poesía llena de exclamaciones, cargada de emociones, rebosante de rimas, atorada de aliteraciones, ingente de imágenes, vibrando de vitalismo, encantada de cantos, redonda de ideas... Frente al susurro, él postula la explosión. Contra la tentación del silencio, la difuminación, la fragmentación y el tono mejor —que están bien, en su justa medida—, contra el exceso del defecto, digamos, el mejor antídoto es la vigorosa poética de Chesterton.
 
P.  Varios poetas jóvenes reconocen el magisterio que ha ejercicio sobre ellos, ¿se siente maestro de poetas?, ¿cuál cree que debería ser la posición de los poetas consagrados como usted con respecto a los jóvenes?
R. Eso me sorprendió una barbaridad y aún sigo incrédulo, pero me recordó que precisamente Miguel d´Ors fue considerado un epígono de la poesía arraigada, intimista y católica hasta que pasó de golpe a ser un maestro de la poesía arraigada, intimista, católica y epigonal. Así, desde Homero, origen de la poesía europea y epígono de anónimos aedos, se transmite la poesía y la cultura. Hay algo muy grande en ser un pequeño eslabón de esta cadena. 

 
Una muestra de la obra de García-Maíquez
 
 
 
El poeta, el tiempo y la inspiración
 
 
P. ¿Qué es la poesía?
R. El lenguaje, dándolo todo.
 
P. ¿El poeta nace o se hace?
R. El poeta, más que nada, resucita.
 
P. ¿Puede existir poesía sin sentimiento; una poesía exenta?
R. No. Así de fácil. Lo complicado es que también existe el sentimiento de la retórica, el del dominio expresivo, el de la idea pura…
 
P. ¿Está todo inventado en la poesía?
R. Sí, hasta que se inventa y, entonces, es de nuevo poesía. En la poesía está todo inventándose.
 
P. ¿Es la poesía un exilio interior o la repatriación de uno mismo?
R. La lectura sí que es, con frecuencia, una repatriación o un encastillamiento interior. La poesía es una razia.
 
P. ¿Cómo saber si un  poema es bueno o malo?
R. A. E. Housman propuso el test de la carne de gallina, que no es moco de pavo. Yo añadiría el de la gratitud, cuando el alma se esponja ante un poema. Y el test de la memoria: la memoria es una crítica literaria casi infalible.
 
P. ¿Cree en la inspiración? ¿Qué es? ¿Viene sola o hay que llamarla?
R. Creo. Una facilidad para lo imposible. Hay que esperarla, buscándola; hay que amarla, sin llamarla. Lo más difícil es no conformarse con menos. 
 
P. ¿Por qué se recuerda a los poetas?
R. Por los versos más inspirados. No deja de ser una paradoja y un antídoto contra la vanidad, porque ésos son los menos suyos.       
A.Petit (Sígueme en @apetitz)

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