En el verano peligroso de 1959 el poeta Carlos Barral viajó a Madrid. Una tarde se encontró a Ernest Hemingway en el hotel. Hechas las presentaciones, el novelista americano le preguntó: “¿Qué tal la mala puta?” Barral se quedó perplejo y apenas acertó a decir: “¿Qué mala puta?” A lo que Hemingway respondió: “¡La literatura española!”
De ahí se extrae el nombre del doble ensayo que publican los escritores Román Piña y Miguel Dalmau, La mala puta. Réquiem por la literatura española (Editorial Sloper), donde muestra el “malestar” de la literatura española.
Según los escritores, la intención era hacer una radiografía de la literatura de nuestro país que incluye vetos editoriales, libros “infumables” y escritores “juntaletras”.
¿Está la literatura española agonizando? ¿Pueden los escritores de aliento artístico ganarse bien la vida, o sólo los autores de best-sellers? ¿Son las grandes editoriales un nido de hampones? En torno a estas y otras cuestiones Dalmau y Piña enfocan sus textos a caballo entre el ensayo, la divagación, las memorias y el reportaje.
Malestar en el patio literario español
Mientras Dalmau ajusta cuentas con los protagonistas de su generación literaria (autores, editores, críticos) y reflexiona acerca de la alarmante pérdida de libertades, Piña esboza una apología del fracaso a partir de entrevistas a un grupo de escritores. Desde ángulos diferentes (Dalmau defiende la escritura como apuesta vital, Piña como hobby), los dos amigos intentan dejar constancia de un malestar en el patio literario en el que vale la pena rascar.
"Por una parte le sugerí (a Dalmau) aligerar leña contra algunos de sus objetivos, cosa que hizo, y por otra le animé a dar algunos nombres que no da cuando afea ciertos comportamientos. Y ahí no me hizo caso. Si hubiésemos ido los dos a por todas, hubiésemos perdido alguna amistad que nos importa demasiado. Ahora perderemos sólo alguna que no nos importa", ha destacado Piña.
Para Dalmau “aparte del veto a mi biografía de Cortázar, el libro es fruto de una puesta en común con Piña sobre el malestar de amplios sectores de la literatura española, desde autores hasta el público exigente. Llegamos a la conclusión de que algo había que hacer, y para los hombres de palabra la mejor forma de hacer es decir”.
El libro cuenta testimonios inéditos de Fernando Aramburu, Jordi Carrión, Agustín Fernández Mallo, Ismael Grasa, Pablo Gonz, Pedro Maestre, Montero Glez, Alberto Olmos, Llucia Ramis, Blanca Riestra, Marta Sanz, David Torres, Pedro Ugarte y otros.