Historia de dos escritores

Cervantes y Shakespeare; dos vidas paralelas

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Hubo un día en que dos vidas llegaron a su fin, más o menos. El 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro, y se cuenta que se eligió esa fecha porque fue un 23 de abril cuando murieron dos padres de la literatura universal: Cervantes y Shakespeare. Pero no es del todo así: Cervantes murió el 22 de abril, aunque fue enterrado el 23, y Shakespeare murió realmente un 3 de mayo, pero como por aquel entonces Inglaterra aún hacía uso del calendario juliano en vez del gregoriano, la fecha oficial de su muerte en este último, es el 23 de abril. En cualquier caso, la realidad es que el día 23 de abril de cada año, el planeta rememora el último día de las vidas de dos autores canónicos de la literatura occidental. Dos vidas, además, muy paralelas.
 

Ambos escritores tuvieron una juventud desconocida

Alcalá de Henares. 29 de septiembre de 1547. Leonor de Cortinas daba a luz al cuarto de sus hijos, Miguel, al que, además, luego sucederían otros tres. Rodrigo de Cervantes, médico, fue el responsable del traslado de toda la familia a esta localidad madrileña, donde había conseguido trabajo como cirujano. En realidad poco más se sabe de los primeros 19 años del autor español, hasta que, en 1966, se trasladase e instalase en Madrid, donde comenzaría su longevísima carrera como escritor en Estudio de la Villa, regentado por Juan López de Hoyos, catedrático de gramática. Precisamente sería en uno de los libros de su maestro, sobre la enfermedad y muerte de la reina Isabel de Valois, tercera esposa de Felipe II, donde se publicarían sus primeras palabras, dos poesías. Por entonces Cervantes se había aficionado al teatro y aún no pensaba en hidalgos ni caballeros.
 
Warwickshire, Reino Unido. 26 de abril de 1564. Mary Arden y John Shakespeare bautizaban a su tercer hijo, que había nacido pocos días atrás, el tercero de los ocho que finalmente formarían su familia, poniéndole por nombre William; William Shakespeare. John era un comerciante próspero y Mary descendía de familia ilustre, por lo que William nació en el seno de una familia acomodada. Aunque esto no duraría para siempre. Su padre fue acusado de comercio ilegal de lana y perdió su privilegiada posición, cayendo así en desgracia. De sus 18 primeros años de vida tampoco se sabe nada que pueda estar acreditado con documentos, solo meras conjeturas sobre que debería haber estudiado en la escuela primaria local, Stratford Grammar School, bastante buena, donde se educaría hasta los 15. El 28 de noviembre de 1582, con su mayoría de edad, Shakespeare se casó con Anne Hathaway, de una localidad cercana a la suya, con la que tuvo una hija en 1583 llamada Susanna y un par de mellizos en 1585, Hamnet, que murió a los 11 años y Judith. Y desde entonces hasta que Shakespeare empezase a cobrar fama en el teatro de Londres, poco se sabe del artista.
 
Escultura de Miguel de Cervantes en la Biblioteca Nacional
Pasaron unos años y la vida de Cervantes continuó, cuanto menos, agitada, como siempre. Se fue a vivir a Italia, parece ser, huyendo de la justicia, que le acusaba de herir a un maestro de obras en un duelo. En Roma aprovechó cada minuto para empaparse de la cultura que le proporcionaba ese país y visitó varios lugares hasta alistarse en un tercio del ejército, que le llevaría a la guerra; a la Batalla de Lepanto. A duras penas, consiguió salir vivo de la masacre que dicha batalla supuso, aunque fue en esta precisamente donde se ganó el mote de ´El Manco de Lepanto´, puesto que de ella salió con la mano izquierda completamente inútil. Y así, pasó unos cuantos años como militar hasta que, en 1575, unos turcos apresaron la galera en la que volvía a España y lo vendieron como esclavo, pasando, antes, preso cinco años. De esta forma, Cervantes pasaría encarcelado hasta 1580, por primera vez. Por primera vez porque, unos años más tarde, en 1597, volvió a ser encarcelado, después de casarse con Catalina de Salazar y de escribir su primera obra literaria: La Galatea. Acusado de aprovechar su cargo para robar dinero público, volvió a estar entre rejas. Allí, comenzó a imaginar su historia más conocida: Don Quijote de La Mancha, que no se publicaría hasta 1605.
 
Después de la oscuridad de los años que siguieron a la muerte de su hijo, William Shakespeare comenzó a trabajar como dramaturgo y comenzó a destacar allá por 1592. En muy poco tiempo se convirtió, además, no solo en escritor de obras de teatro sino también en actor e incluso copropietario de una compañía muy conocida. Años de bonanza económica y anímica que duraron no más de un par de décadas, cuando se retiró a su pueblo natal. En 1613, el teatro donde el maestro londinense guardaba sus obras se incendió, destruyendo buena parte de todo su legado, entre cuyas obras se encontraba una comedia inspirada en un personaje de Don Quijote de la Mancha, titulada Historia de Cardenio. Aunque fuera por un breve período de tiempo, la vida de los dos escritores abandona el paralelismo para chocar.
 

Según los investigadores, Shakespeare pudo morir de cáncer

Tras salir de la cárcel, en 1605 verá la luz la primera parte de la obra que le consagra como maestro de maestros: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Tanto es así, que esta publicación marca el comienzo del realismo como estética literaria y da paso al género literario de la novela moderna. Un estilo que permite al artista mostrar y transmitir todo tipo de sentimientos y sensaciones, siempre desde la parodia. Diez años después, en 1615, Miguel publica la segunda parte de su obra por excelencia: El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha. Al año siguiente, a sus 68 años, el escritor fallece, a causa de la diabetes que padecía, en su casa situada en la esquina entre la calle León y la calle Francos, en el barrio de las Letras de Madrid. Además, fue enterrado, por petición propia, en la iglesia del Convento de las Trinitarias Descalzas del mismo barrio.
 
Seis años antes de la muerte de Cervantes comenzarían los últimos años de Shakespeare. William se trasladó al pueblo que le vió nacer en 1611, donde se encontró metido más de una vez en diversos pleitos. En 1613 se representó en dos ocasiones ante la Corte su obra Cardenio, la que se inspiraba en el caballero Don Quijote, la primera en febrero, durante la celebración del matrimonio de la princesa Isabel y la segunda en junio, ante el embajador del Duque de Saboya, poco antes de que se incendiase el teatro de El Globo, que guardaba la obra. Sus últimas semanas apenas tuvo más que disgustos, ya que el hombre que iba a casarse con su hija Judith fue acusado de promiscuidad. Por este motivo, Shakespeare pasó sus últimos días de vida revisando su testamento para poder guardar la herencia de su hija y salvarla de los problemas legales de su marido. El 23 de abril de 1616, Shakespeare murió a los 52 años, de, según algunos investigadores afirman, cáncer. Hasta entonces estuvo casado con Anne y sobrevivieron sus dos hijas Susannah y Judith, aunque no el pequeño Hamnet. Ambas se casaron pero sus hijos no tuvieron descendencia alguna, por lo que no existen en la actualidad descendientes del maestro británico.
 

Sus obras

 
Don Quijote de la Mancha
"En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor". En ese lugar de la Mancha, que por cierto, se ha llegado a la conclusión, después de investigaciones, de que es Villanueva de los Infantes, comienza la historia más popular de nuestro país. 33 palabras que poca gente no conoce, incluso sin haber leído la obra. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, y su segunda parte, El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha es la obra cumbre del escritor español. Comenzó a escribirla cuando fue encarcelado en Andalucía acusado de aprovechar el cargo de recaudador de impuestos atrasados en Sevilla para robar dinero público. Hay muchas teorías sobre sus fuentes de inspiración. Por ejemplo, la que afirma los paralelismos indiscutibles con uno de los entremeses del autor: el Entremés de los Romances, en la que un labrador enloquece, abandona a su mujer y se lanza a los caminos, como lo haría el famoso hidalgo.
 
La obra comenzó como una burla a las novelas de caballerías tan populares en aquel tiempo, en las que se retrataba a los caballeros como grandes héroes de buenas armaduras y que salvaban a doncellas en apuros. Pero terminó convirtiéndose en mucho más que eso, constituyendo un reflejo de la sociedad española de la época y en una crítica, cuanto menos, ingeniosa. Mediante el relato de las aventuras del debilucho hidalgo Alonso Quijano junto con su fiel escudero Sancho Panza, Cervantes transmite, a pesar de la aparente locura del hidalgo, una historia con personajes de gran lucidez. Don Quijote vivirá mil aventuras enamorado de una campesina, Dulcinea, a la que la imaginación del hidalgo convertirá en emperatriz. Todas sus aventuras, sin éxito, compondrán las dos partes de la novela que renovará un género tan explotado y agotado como el de las novelas de caballería, convirtiéndolo en un género lleno de enfoques y complejidad.
 
 

Hamlet
“Ser o no ser, he ahí el dilema”, es una de las citas más conocidas y utilizadas por todo el mundo. Probablemente esta sea su obra más conocida y elogiada. Una obra de teatro que gira en torno a las preocupaciones y atormentos del príncipe Hamlet de Dinamarca, después de que su padre, el rey, fallezca. Su predecesor se le aparece cual fantasma para hacerle una acusación: su hermano Claudio, ahora rey y marido de su madre, Gertrudis, lo asesinó. Hamlet, confundido y un tanto incrédulo, provoca a su tío haciéndole asistir a una obra de teatro que evoca la muerte de su padre. El príncipe confirma la versión del fantasma cuando su tío Claudio abandona la representación.
 
La fuerza dramática que deja patente el maestro británico en la obra se manifiesta, no solo porque los temas que traten tengan inevitablemente una gran carga dramática sino porque son temas que desde siempre han generado polémica y han levantado las pasiones del ámbito popular. La muerte, la venganza, el honor, el sexo o la lealtad son cuestiones que se han debatido más de una vez a lo largo de todas las épocas, y han sido motivo de drama en la sociedad desde siempre. Pero no es este el único éxito reseñable de la obra. La personalidad que consigue crear Shakespeare alrededor del protagonista, Hamlet, es inigualable. Un joven atormentado y preocupado por el fantasma de su padre que se debate en una continua crisis existencial sobre la idea de venganza, hacen de este un ser tan complejo que capta totalmente la atención del espectador, alejándolo, a veces, hasta de la propia trama.
 
Los Entremeses
El vizcaíno fingido, La cueva de Salamanca o El viejo celoso, son algunos de los títulos que se recogen en los entremeses, no poco conocidos, del autor español. Unas obras que esconden mucho más que el simple arte de Cervantes, que, además, demostró un gran valor al publicarlos dado que desde principios del siglo XVI nadie se atrevía a firmar este tipo de obras por miedo a la censura. Estas obras, escritas en prosa y verso, tenían el objetivo de entretener entre los distintos actos de la comedia. Sin embargo, más allá del mero hecho de entretener, Cervantes creaba tramas muy elaboradas con personajes muy caracterizados que retrataban de manera inmejorable el ambiente popular.
 
De esta forma, Miguel de Cervantes consigue que sus entremeses muestren, desde un punto de vista más burlesco que cómico, temas de interés humano y de la vida popular como el matrimonio, el dinero, el honor que se balancean entre la ficción y la realidad. No busca en ningún momento la idealización, algo que queda plasmado especialmente en los escenarios. Ni el campo ni el escenario urbano están idealizados. Los personajes son, cuanto menos, comunes, y cuanto más, incluso marginales y de los estratos sociales más bajos. Mediante la risa y un retrato de la época más real que la propia realidad, Cervantes realiza una crítica exhaustiva de su tiempo.
 
Romeo y Julieta
La obra romántica por excelencia del autor en la que el amor y el drama más profundo se unen para crear toda una obra maestra de la literatura universal. De esta forma, William Shakespeare consigue personificar, mediante una de las parejas más famosas de la literatura universal, la idea de amor imposible. Un amor imposible que, además, era un escenario probablemente muy popular en la época. Caracterizado por la impulsividad, la fuerza y la unión de ambos jóvenes, este amor imposible quiere luchar frente a todos los obstáculos que sus familias y el propio destino quieren imponerles.
 
Pero luchar no siempre es suficiente. Hay cosas que no se pueden cambiar. Esta es la idea de la imposibilidad de variar el devenir que el autor quiere dejar patente entre las páginas que relatan el romance entre Romeo y Julieta. A pesar de la insistencia de ambos por luchar contra lo impuesto, las consecuencias son nefastas y lleva a ambos a la mismísima muerte.

Familiares de Julieta afligidos por su muerte. Pintura de John Opie
 
El viaje del Parnaso
La única obra íntegramente en verso del maestro español es El viaje del Parnaso. A pesar de ser una obra narrativa, tal vez por su contenido, que consiste en un repaso de los mejores poetas españoles, está escrita a base de rimas. La obra relata un viaje literario, en el que mezcla realidad y ficción en sus escenarios, en el que el protagonista es el propio Miguel de Cervantes, que viaja reclutando a los mejores poetas españoles para que estos se enfrenten a los poetas mediocres. Una vez más, la crítica aparece en una obra de Miguel.
 
Pero no solo se pone a sí mismo la misión de reclutar a estos grandes poetas sino que, además, hace mayor reflejo de su vida cuando hace referencia a numerosos puntos autobiográficos a lo largo de su obra. Su participación en la batalla de Lepanto o su autorreivindicación como poeta son ejemplo de ello. Una crítica hacia el verso mediocre y la rima fácil en el que el propio Cervantes reivindica el valor de sus versos y lucha por que se recupere la buena rima, porque desaparezca el verso pobre, a través de un relato aventurero con un belicismo intelectual.
 
Tanto Cervantes como Shakespeare se hicieron protagonistas de un trozo de la Historia gracias al éxito de sus obras, que no solo radica en que sean, de manera probablemente innata, genios de la literatura, sino también en su capacidad de innovación. Un talento potenciado, en gran medida, por una de las características que les une: el ser pioneros. Sin ellos, ni el teatro ni la novela, y tal vez tampoco la poesía, sería lo que han llegado a ser hoy. Probablemente la pasión, el gusto por el buen hacer y las ganas fue lo que les hizo saber andar por donde lo hacían, aun teniendo que dejar atrás las normas no escritas, las tradiciones, y las ataduras de una época que no estaba preparada para tales maestros.  
Mercedes Martínez Peña

Mercedes Martínez Peña

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