Crítica de la obra

Cuando hace falta pararse a respirar

Imagen promocional de La Respiración. Foto: Javier Naval

Imagen promocional de La Respiración. Foto: Javier Naval

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Alfredo Sanzol vuelve a sorprender con 'La Respiración', una obra llena de sensibilidad que recorre la vida de una mujer secuestrada en su propia realidad.
La respiración agitada. Los miedos y los nervios a flor de piel. Nagore (Nuria Mencía) no puede dormir en la soledad de su cama. Su casa está vacía y el silencio pesa demasiado porque, a veces, los susurros llenan más que las palabras pronunciadas en voz alta. Nagore acaba de separarse, su hija de cinco años no está en casa y ella se siente asfixiada porque las noches siempre son más amargas.
 
Sus sábanas se han convertido en un traje que la atrapa y le impide continuar avanzando, no le dejan cerrar los ojos con calma, ni apartar la mirada hacia otro lugar, ni llevar su mente a un sitio lejos de allí, lejos de todo. Siente que ha fracasado, que ha perdido algo importante. Y de pronto, en medio de sus circunloquios, aparecen su madre y sus amigos, dispuesto a hacerle olvidar sus problemas y a mostrarle una nueva cara de la vida.
 
Alfredo Sanzol vuelve a sorprender con La Respiración, una obra llena de sensibilidad, de humor y de reflexión que recorre, provocando la risa del público, la vida de una mujer secuestrada en su propia realidad. Una pieza llena de reflexiones sobre el amor y el modo de enfrentarlo.
Foto: Javier Naval.
Nuria Mencía muestra su desnudez sobre el escenario. Descubre a los espectadores un alma llena de misterio y hace gala de una capacidad de transformación sorprendente. Conecta con el público con miradas llenas de sorpresa y de miedo. Descubrimos la liberación de una mujer reprimida por la culpa, una mujer que redescubre lo que es amar, que se contagia de las ganas de seguir caminando.
 
En medio de una fantasía que ocurre en ese punto seminconsciente que aparece antes de conciliar el sueño, la actriz se entrecruza con su madre (Gloria Muñoz), el profesor de yoga (Pietro Olivera), el fisioterapeuta (Pau Durà), el entrenador personal (Martiño Rivas) y su novia (Camila Viyuela). Reflexionan juntos, y quizá lo más curioso y lo más llamativo es que este texto nace, en cierto modo, de los propios actores, de su modo de ver las cosas y de encarar eso que se llama amor.
 
Con música en directo y con la respiración como hilo conductor de la historia, la obra se desarrolla aparentemente con simplicidad, pero encerrando en su interior uno de los misterios más maravillosos del ser humano. Desvelando en trazos ligeros y suaves una realidad compleja que nadie, salvo cada uno en su particular modo de acercarse al mundo, es capaz de comprender del todo.
 
La Respiración se acelera y se calma, produce sensación de ahogo, después de paz. Se alterna, se vuelve ansiosa, después casi no se siente y desaparece. Deja en el cuerpo una percepción diferente, la de seguir meditando mientras uno se aleja del teatro, la de seguir dándole vueltas cuando uno se tumba en la cama y se siente, como Nagore, naufrago en su propia cama.  
 
Autor y director: Alfredo Sanzol. Reparto: Nuria Mencía, Gloria Muñoz, Camila Viyuela, Pietro Oliviera, Pau Durà, Martiño Rivas. Música: Fernando Velázquez. Diseño de escenografía y vestuario: Alejandro Andújar. Diseño de iluminación: Pedro Yagüe.
 
La Respiración. Teatro Abadía, Madrid. Duración aprox. 1h y 40min. 
 

Regina Navarro

Regina Navarro

Regina Navarro es periodista, especializada en periodismo cultural y lifestyle. Colaboradora habitual de Papel –el dominical del diario El Mundo– o la revista de Artes Escénicas Godot, explora el mundo de la micro-literatura desde el blog El jardín del microcuento, con el que busca el lado ficticio de la realidad. ¿O era la realidad dentro de la ficción?

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