Cultura y voz

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Entender la cultura no sólo como la expresión del ser humano, sino como uno de los elementos que lo forman, conforman y elevan, como lo que, precisamente, le hace humano es la seña de identidad de Miguel Mirón, periodista y director de Ritmos 21.

Cultura y voz pretende ser un acercamiento humano y humanístico a la realidad y la información cultural.

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Blog | Cultura y voz

Prohibido respirar


2006. El Gobierno de Zapatero, a través del Ministerio de Sanidad, amenazó medidas contra el Burger King si sacaba adelante la campaña de hamburguesas XXL. La compañía de fast food decidió finalmente no hacerlo y relanzó la triple Whopper, que no tuvo el éxito que se esperaba.
 
Hace unos meses, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaba no comer carne roja por su relación con el cáncer de colon. Ahora, la misma organización publica un estudio en el que critica la presencia del tabaco en el cine. Para ello, plantea la posibilidad de que las películas en las que aparezcan cigarros sean no recomendadas para menores.
 
Estos anuncios suelen crear cierta inestabilidad empresarial y social. Perdónenme, no quiero tachar a una parte de la sociedad de ingenua, pero para algunos estas proclamas van a misa. Si les dicen que la carne roja provoca cáncer, no la comen. Si les dicen que tomarse una triple Whopper es malo para la salud –creo que cualquier que vaya al Burger sabe que no va a ponerse a dieta- dejan de comerla. ¿Y si dicen que dejemos de respirar?
 
Exageraciones aparte y lejos de cualquier conspiración, parece que el intervencionismo institucional cada vez es mayor. Un hecho que choca con la libertad del ser humano a elegir sus forma de vivir. Nos dicen cómo tenemos que vestir y cómo no, qué podemos comer y qué no, qué películas podemos ver y cuáles no… incluso qué debemos que hacer con nuestro dinero y qué no.
 
Vivimos en la época del intervencionismo y del pensamiento único. Cuidado, no juzgo aquellos que cumplen las órdenes del establishment, siempre y cuando decidan desde su libertad y sin presiones institucionales. Yo decidiré no comer una triple Whopper no porque me lo diga el Ministerio de Sanidad, sino porque elijo libremente no hacerlo por mi salud.
 
Estas medidas no solo hacen desaparecer la neutralidad del Estado en el tejido empresarial –una declaración institucional puede ocasionar la caída en Bolsa de una compañía-, sino también contra la libertad de los ciudadanos. No abogo por un anarquismo –ni mucho menos, hay normal civiles que cumplir-, sino de dar libertad al ser humano para que elija, al fin y al cabo, lo que realmente quiera. Sea bueno o no para él. Por favor, no nos prohíban respirar.

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