Alicia en el país de las maravillas

Cuando Carroll era Dodgson

Imagen de la exposición Feliz no cumpleaños. 150 años en el país de las maravillas. Museo ABC

Imagen de la exposición Feliz no cumpleaños. 150 años en el país de las maravillas. Museo ABC

Charles L. Dodgson, más conocido por su seudónimo Lewis Carroll, ideó ´Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas´ en el verano de 1862, aunque el libro no se publicó hasta varios años después. Una obra que encierra algo más allá de su simbolismo y su aparente surrealismo.
El viaje en barco era más aburrido de lo esperado. El matemático estaba acodado en la baranda mientras las tres hermanas Liddell, hijas de Henry George Liddell, el decano del Christ Church College donde él trabajaba como profesor, se habían sentado en la cubierta. Cansadas de corretear y lejos de entretenerse con unos juegos ya no las divertían, decidieron pedirle a Charles L. Dodgson, el matemático, que les contara una historia.
 
Él sentía un cariño especial por Alice, la mediana. Cuentan que desde su despacho podía observar a las niñas jugando en el jardín del college y que, por algún motivo, le fascinaba observar a la pequeña. Sea como fuere, decidió inventar las extrañas aventuras de una niña que abandonaba sin querer su mundo, un relato a medio camino entre la fantasía y la realidad que maravillo a las hermanas y que Alice le pidió por escrito.
 
Aprovechando las dos horas del trayecto en tren que separaban Oxford de Londres y que Dodgson tenía que recorrer al día siguiente, trató de reconstruir los pormenores de aquella extravagante historia que había contado a las hermanas. Necesitaba plasmar en un papel esas extravagancias, aunque, según él mismo narraba en su diario, no comenzó con la tarea hasta cuatro meses después.
 
Luego llegaron los meses de escritura, en los que las aventuras de aquella niña cobraban forma y dibujaban ese personaje que se convertiría en uno de los más estudiados de la literatura infantil. Charles L. Dodgson, más conocido por su seudónimo Lewis Carroll, acababa de escribir Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas.
 
Entregó el primer manuscrito a Alice, acompañado de 37 ilustraciones que él mismo había realizado, en la Navidad de 1864, junto a la dedicatoria: “Un regalo de Navidad para una querida niña en recuerdo de un día de verano”. Sin embargo, habría que esperar hasta noviembre del siguiente año para poder ver la historia en las librerías. Un texto ilustrado por John Tenniel y del que solo se conservan 23 ejemplares.

Ilustración de John Tenniel para la primera edición del libro.
 
Más allá de Alicia
 
Hay quien dice que Carroll consumía drogas y que hay ciertas referencias en el libro: las setas de gran tamaño con las que se encuentra Alicia, la Oruga Azul que fuma en pipa o el gato Cheshire que aparecía y desaparecía. No ponen en duda la capacidad imaginativa del autor, pero aseguran que estaba adulterada por el consumo de estas sustancias.
 
Las acusaciones más fuertes las hacía la BBC en el documental El mundo secreto de Lewis Carroll, en el que aseguraban que el escritor podía ser un “pedófilo reprimido”. Una afirmación basada en algunas fotografías de las niñas que Carroll guardaba en su escritorio y entre las que se encontraba una de Lorina, la hermana de Alice, desnuda.
 
Sin embargo, la bisniesta de Alice, Vanessa Tait, afirma en el documental que aunque el autor probablemente estuviera enamorado de su bisabuela, jamás hubiera traspasado esos límites.
 

 
Una fuente de inspiración
 
Cuando John Lennon y Paul McCartney dieron forma a la canción Lucy in the Sky with Diamonds, una de las primeras cosas que sorprendió fue que las iniciales coincidieran con la sustancia alucinógena LSD. Algo que unido a los versos en los que se hace referencia a un viaje psicodélico, hacía pensar que había sido creada bajo los efectos de esa sustancia. Ellos, sin embargo, aclararon que se trataba de una composición inspirada en la obra de Lewis Carroll.
 
The Beatles no fueron, en cualquier caso, los únicos que se inspiraron en Alicia y el resto de personajes en sus trabajos: Walt Disney, Tim Burton, Salvador Dalí, Bob Dylan o Jefferson Airplane son solo algunos de los artistas que pensaron que cualquier formato era bueno para beber del imaginario de Carroll.
 

 
A través de películas, videoclips, óperas, videojuegos o exposiciones, perpetuaban a un   personaje lleno de simbolismos, de lógicas aparentemente absurdas y de realidades subyacentes que celebraba hace escasos meses, y siguiendo con los paralelismos, su no cumpleaños.
 
Un no cumpleaños que titula la exposición que durante estos meses puede verse en el Museo ABC, Feliz no cumpleaños. 150 años en el país de las maravillas. Una muestra dividida en cuatro fases que recorre las obras de artistas nacionales e internacionales, relacionadas con el libro de Carroll.
 
La exposición se inicia con ¡Guise a ese conejo! Perdón: sigue a ese conejo, en le que artistas como Ana Juan, Benjamin Lacombe o Emilio Urberuaga exploran los rincones del país de las maravillas, redescubriendo lo que la misma Alicia pudo ver. Trae todo: tiempo, teorías, tuercas, tomates… ¡tomaremos té!, continúa investigando en ese aspecto, mientras Jugaremos con extraños personajes ¿O los personajes harán un extraño juego? profundiza en el resto de integrantes de la historia, para desembocar en un recorrido por la obra. Así, mientras los dibujos de Tenniel conquistan una de las paredes, algunas peculiaridades sobre el autor o sobre aquella niña, Alice Liddell, ocupan el resto.  

Imagen de la exposición Feliz no cumpleaños. 150 años en el país de las maravillas. Museo ABC
Regina Navarro

Regina Navarro

Regina Navarro es periodista, especializada en periodismo cultural y lifestyle. Colaboradora habitual de Papel –el dominical del diario El Mundo– o la revista de Artes Escénicas Godot, explora el mundo de la micro-literatura desde el blog El jardín del microcuento, con el que busca el lado ficticio de la realidad. ¿O era la realidad dentro de la ficción?

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