Hace unos días, un querido lector de este medio me escribía diciendo que por qué seguíamos hablando del IVA cultural. Me explicaba, en su razonamiento, que el actual Gobierno está en funciones y que, por tanto, carecía de sentido seguir “atacando” al PP en algo que no podría legislar. Tras unos minutos de reflexión le contesto, al apasionado y agradecido lector, el motivo de por qué seguimos dando pie al asunto del IVA en cultura.
Somos un medio de comunicación especializado en el análisis cultural. Más allá de las artes, las literaturas o el teatro, el espíritu de Ritmos XXI se centra en hacer una radiografía de la situación actual de la Cultura. En todos sus ámbitos. En todas sus disciplinas. Y esto viene relacionado con las políticas que el Gobierno aplique en Cultura, como los impuestos o el mecenazgo.
La labor de los medios, más allá dar de las noticias, es ofrecer al lector las causas y las consecuencias de las políticas del Gobierno, sean positivas o nefastas. Así, Ritmos XXI ha alabado las medidas culturales del Ejecutivo español cuando han sido buenas y criticado aquellas que, según nuestro ideario, han sido malas.
Desde mi perspectiva, y desde mi columna de opinión, pienso que la subida del IVA cultural ha sido la
peor decisión que el Gobierno español ha tomado en sus políticas culturales. Aunque rechazo cualquier discurso catastrofista, considero que la
única forma de cuidar a la Cultura es dejarla en paz. Ni abandonarla, ni subvencionarla. Pero la industria cultural, que es una de las más castigadas por la crisis, debe gozar de incentivos fiscales para que pueda desarrollar bien su labor sin presiones impositivas.
El próximo Gobierno, sea del color que sea, tiene que afrontar el gran reto de bajar el IVA cultural, aquel que jamás se debió de haber subido. Y para eso debemos estar ahí los medios: para presionar y recordar a la sociedad las decisiones desacertadas de los políticos.