Auditorio Nacional de Madrid

Schumann y Bruckner celebran los 30 años de la Gustav Mahler Jugendorchester

Gustav Mahler Jugendorchester. / Ibermúsica.

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Así será el programa de Ibermúsica para el 20 y 21 de marzo en el Auditorio Nacional.

Se llama, literalmente, Orquesta Juvenil Gustav Mahler, pero ya no es tan joven, aunque su espíritu e inspiración lo sigan siendo. De hecho, para celebrar los 30 años de su fundación, la Gustav Mahler Jugendorchester realiza una gira en España que le lleva el 20 y 21 de marzo al Auditorio Nacional de Música de Madrid en los ciclos de Ibermúsica, y al Palau de la Música de Barcelona en el ciclo BCN Clàssics (26 de marzo) y al Auditorio de Zaragoza (27 de marzo).

 

El proyecto que comenzó como un sueño en la mente del director Claudio Abbado se ha convertido a día de hoy en la orquesta juvenil más sobresaliente a nivel continental y cuenta con 31 músicos españoles en sus filas, el país que aporta más miembros. Bajo la batuta de Daniel Harding, en sus actuaciones en España, estarán acompañados también por el barítono alemán Christian Gerhaher.

 

En la primera de las actuaciones en Madrid abordarán Cinco piezas para orquesta, op.16, de Schoenberg, una obra fechada en 1909 por este gran revolucionario de la música y Les nuits d’été, de Berlioz, inspirada en una serie de poemas de Théophile Gautier. Cerrará el programa la Sinfonía núm. 2 en Do mayor, op.61, de Schumann. El programa del 21 de marzo incluye Altenberg Lieder, de Berg, discípulo de Schoenberg, la ópera Alfonso y Estrella, de Schubert, y, por último, la Sinfonía núm.5 Fantástica según la denominó Bruckner.

 

 

Las dos grandes sinfonías tienen su propia historia particular. Al parecer, en septiembre de 1845 Robert Schumann escribió una carta a su amigo y colega Félix Mendelssohn (1809-1847), en la que le decía, entre otras cosas, que trompetas y tambores sonaban en su cabeza cotidianamente. De ahí, se ha deducido la inspiración para la segunda de las cuatro sinfonías de Schumann, obra que, en efecto, está marcada de manera importante por las trompetas y los timbales. Sin embargo, esos sonidos de trompetas y tambores en la cabeza de Schumann eran algo más que simple inspiración musical: eran, probablemente, una más de las señales de la enfermedad que al cabo de unos años llevaría al compositor a la tumba. Sería precisamente su amigo Mendelssohn quien dirigiría esta obra por primera vez el 5 de noviembre de 1846, apenas un año después de que Schumann comenzara a esbozar la sinfonía el 12 de diciembre de 1845, y la tuviera prácticamente terminada en apenas 20 días.

 

Más curiosa es la epopeya que vivió la Quinta Sinfonía de Bruckner que representó un avance importante tanto en lo estilístico como en lo técnico. Es su primera obra maestra incuestionable. Lo que en las sinfonías anteriores algunas veces parece afectado, con clisés o ampuloso, ahora está investido con un infalible poder emocional. La historia singular es que todas las grabaciones originales anteriores a la Segunda Guerra Mundial, desaparecieron en Berlín, en abril de 1945, cuando las tropas rusas, entraron en la capital del Reich. Un oficial ruso entró en el recio edificio de la Funkhaus berlinesa, accedió al importante archivo de la radio y requisó, entre otras muchas, las grabaciones de la Filarmónica de Berlín y Wilhelm Furtwängler Bruckner efectuadas durante la contienda. En 1988 cayó el "Muro de Berlín", se disparó la "Perestroika" de Gorbachov y, en 1990, se produjo la reunificación oficial alemana. En los años inmediatos, un gesto de buena voluntad de la "nueva Rusia" hacia la "nueva Alemania" fue devolver el material en su día requisado durante la ocupación de Berlín.

 

Una orquesta de nuevos talentos

Bajo la batuta de Daniel Harding, además de la Sinfonía nº 2, el programa del 20 es un recorrido exquisito por la música de nuestro continente, con una pieza central, las poéticas Nuits d'été de Hector Berlioz en una versión a buen seguro distinta gracias a la privilegiada voz del barítono Christian Gerhaher. Las Cinco piezas para orquesta de Schoenberg suponen un nuevo lenguaje musical que influiría sobre la mayor parte de la música posterior, es una música viva con una vitalidad confiada y tiene el entusiasmo de un avance significativo.

 

Para el 21, además de la Quinta Sinfonía de Bruckner se interpretará Altenberg Lieder, que es el nombre por el que se conoce a las “Cinco canciones orquestales” compuestas por Alban Berg entre 1911 y 1912. Es de todos los compositores de la segunda escuela de Viena el más genuinamente anclado en el espíritu postromántico. Su música, aún caminando por las vanguardias de la época, siendo claramente rupturista con el pasado musical, está llena de lirismo y sentimiento, tanto que la emoción vence a la rigurosa disciplina dodecafónica que profesaba. Alfonso y Estrella de Schubert tiene inspiración española y aunque el compositor nunca destacó por sus óperas, en parte por los malos librertos que manejó, ofrece unas músicas muy agradables y de gran calidad, como no podía ser menos, tratándose de un genio de tan alta categoría.

 

La Gustav Mahler Jugendorchester es la culminación del sueño de un idealista, Claudio Abbado, que en 1986 hizo realidad esta orquesta de jóvenes venidos de toda Europa. Considerada hoy la base ideal para que los nuevos talentos del continente tengan su primera gran experiencia orquestal, la Gustav Mahler Jugendorchester es ya habitual de grandes festivales como Lucerna, Salzburgo y los Proms londinenses, y buena parte de sus antiguos miembros son hoy en día titulares de las grandes orquestas europeas. Una selección rigurosa a partir de más de 2.000 solicitudes anuales y un trabajo artístico siempre impecable son los dos elementos clave que han convertido a esta orquesta en una referencia en todo el mundo por su calidad y entusiasmo.

Redacción

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