Balas de Plata

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Álvaro Petit Zarzalejos, es periodista y escritor. Fundador y editor de Ritmos 21 de información y análisis cultural, ha entrevistado a algunas de las personalidades más relevantes de la cultura española de los últimos años. Como escritor, ha publicado el poemario Once Noches y Nueve Besos (Ediciones Carena 2012) y Cuando los labios fueron alas (Ediciones Vitruvio).

Un enano entre gigantes

Como siempre, uso estas líneas para ir saldando deudas inabarcables que he ido asumiendo con algunos Gigantes
Recuerdo que hace meses, allá por las Navidades pasadas, estaban en mi casa todos mis tíos y primos.Después de cenar  vino la sobremesa. En el salón, los mayores hablaban de política, de economía, periodismo.... todos temas de Estado. Como es lógico, y de buen anfitrión, mis padres estaban allí.
 
Siempre me ha gustado ver como mis padres hablaban con otras personas que no éramos yo o mis hermanos, quizás porque perdían ese tono paternal que usaban con nosotros y sacaban otro, bravo y ágil, potente y acogedor. La cuestión es que durante aquella sobremesa estuvieron hablando de algo que había hecho el presidente del Gobierno. Todos daban su opinión, alguna más docta que otra, sobre el asunto. Los turnos iban pasando hasta que le tocó a mi padre, que con una sencillez andaluza sin parangón, sentenció que aquello había sido una barrabasada "que un presidente no puede hacer eso". Una afirmación sencilla que hizo enmudecer al gallinero que se había formado en el salón de mi casa. Nadie replicó nada, todos asintieron. Todos éramos enanos ante un gigante.
 
Cuando aun yo vivía en Bilbao, hubo un tiempo que por causas que no vienen al caso, mi madre tenía un pequeño equipo de radio en casa desde el que colaboraba en diferentes tertulias. Aquel aparato hubiera hecho nuestras delicias de juegos infantiles, pero por ni nos acercábamos. Recuerdo que estaba guardado en un cajón bajo de una de las salas de estar que aquella casa tenía. Creo que hasta intentábamos pisar más flojo cuando pasábamos por allí, por si acaso.
 
Una de esas noches en la que mi madre tenía que entrar en un programa de radio conseguí escaparme. No fue algo casual, no creas que coincidieron la clásica y masculinísima meadita nocturna  con la tertulia radiofónica de mi madre. Fue un plan premeditado. Y todo me salió redondo. Conseguí llegarme hasta el cuarto y ver y oír a mi madre hablar de tipos que no conocía y de cosas que me sonaban a chino, pero ya no hablaba como me hablaba a mí, sino que su voz era fuerte, cargada de autoridad, grave y contundente. Me encantó aquella noche, la recuerdo como si fuera ayer. Y volví a ser un enano ante una gigante.
 
En contra de mi voluntad, crecí, me hice mayor - ¡Já! -. Seguí siendo un enano ante mis padres, pero nuevos gigantes entraban en escena. El Presidente y la Vicepresidenta de Ritmos.
 
Recuerdo que hace no mucho teníamos los tres que ir a una reunión importante a propósito de esta misma publicación. Íbamos los tres andando uno junto al otro, como vaqueros en el oeste. A los pocos minutos rebajé el ritmo y me fui quedando atrás, unos cuantos pasos por detrás de ellos.
 
Me gustó aquella visión. Me pareció realista a más no poder; ellos por delante y yo por detrás. Me gustó porque de vez en cuando, unas veces el presi otras la vice, echaban la vista atrás para ver que les seguía, me gustó porque andaba unos pasos más y sin mediar palabra, sin alterar el tema de conversación que se traían, mirando al frente, me hicieron un hueco para que me pusiera entre ellos. Un enano entre gigantes.
 
Necesito recordar estas cosas de vez en cuando para no subirme a la parra, para recordarme que no soy más que un enano entre gigantes. El fruto de los insensatos de mis padres que quisieron tenerme. El escudero de dos insensatos gigantes que un buen día decidieron llevarme de carga...
 
Amén

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