Si siempre dijésemos la verdad no habría relaciones humanas. Eso es lo que señalan una corriente de sociólogos, que justifican, en cierto modo, que el ser humano busque el estereotipo para relacionarse con otros humanos. Contra este pensamiento encontramos a la fotógrafa Elisa González Miralles, quien critica a través de su trabajo la falsificación de nuestra propia identidad.
Wannabe es el nombre de su primer trabajo fotográfico, que edita ahora La Fábrica. En él reflexiona sobre las relaciones interpersonales, los estereotipos, la construcción de identidad y la cosificación. Para ello toma como punto de partida las love dolls japonesas, muñecas de silicona (cuyo precio supera los 6.000 euros) hechas a imagen y semejanza de una mujer real. Peso: 40 kilos. Talla: 36. Juguetes sexuales hiperrealistas donde el cliente elige hasta el más pequeño detalle.
Fotos: Eloisa González Miralles.
“Con este proyecto quiero cuestionar cómo una sociedad y sus estándares determinan el comportamiento de un individuo y limitan el desarrollo de su identidad. Hablo sobre las chicas que quieren parecer muñecas, sobre la objetualización de estas mujeres al servicio de una sociedad y unas costumbres que generan comportamientos autómatas”, afirma González Miralles.
Sustituir mujeres reales por muñecas perfectas
Todo surgió tras un viaje de González Miralles a Japón en 2002. Allí descubrió la costumbre de algunos japoneses de sustituir la interacción con mujeres de carne y hueso por muñecas sexuales.
Volvió en 2013 con la intención de hacer un trabajo fotográfico sobre aquellos objetos, pero se encuentra con la paradoja de que las propias mujeres adaptan sus formas e incluso alteran su aspecto físico para convertirse en réplicas de esos productos artificiales, anatómica y físicamente perfectos, pero carentes de alma.
Las fotografías que componen Wannabe ponen a prueba la agudeza del espectador siendo en ocasiones más que difícil diferenciar las imágenes de mujeres reales de aquellas que corresponden a muñecas. Y para profundizar en este conflicto, González Miralles utiliza un elemento simbólico: el pez globo, de carne deliciosa y exclusiva, pero muy peligroso si no se prepara correctamente, porque contiene un veneno neurotóxico que provoca parálisis muscular y muerte por asfixia. Este pez representa, según explica la fotógrafa, “el inconsciente de estas mujeres, que, condenadas a satisfacer los deseos sociales, siguen las consignas necesarias para cumplir el estándar de belleza impuesto”.
Foto: Eloisa González Miralles
La fotógrafa madrileña lleva volcada en el mundo de la fotografía desde el año 2005. Fue galardonada con el premio FotoPres 07 y el Unicaja 08. Ha sido finalista en convocatorias como NEXOFOTO (2014), Descubrimientos PHE (2014), VOIES OFF (2014), Encontros da Imagem (2014), FULL CONTACT (2014), JAAL PROYECT (2015) y BIPA (2015), entre otras. Participa en la colectiva Darkside en el Fotomuseum de Winterthur, Suiza, en 2009. Ese mismo año funda la escuela MADPHOTO junto a sus compañeros Damián González y Manolo Yllera.
En los últimos años ha mostrado su trabajo en el Festival Internacional de Roma, el Art Photography Show de San Diego, el Festival de Lishui en China y el RayKo`s Camara Show de San Francisco. Además, ha participado en diversos talleres junto a grandes nombres de la fotografía como Antoine D’Agata, Carl de Keyzer, Christopher Anderson, y Guy Tillim. Wannabe ha sido expuesto en BlankPaper, Madrid, coincidiendo con la XVIII edición de PHotoEspaña, y en 2016 en PhotoIreland, Dublin.