Un homenaje a un arquitecto y a un museo. El Museo Thyssen celebra en 2017 su 25 aniversario y lo hace con una programación especial. Una de las iniciativas aprobadas es la exposición Rafael Moneo. Una reflexión teórica desde la profesión, la primera gran muestra dedicada al arquitecto español. Moneo fue el encargado de rehabilitar el Palacio Villahermosa como pinacoteca.
La exposición recoge más de un centenar de dibujos, maquetas y fotografías de un total de 52 proyectos emblemáticos de Moneo. Además, con motivo del cuarto siglo del Thyssen, habrá una sección dedicada a la historia de Villahermosa desde mediados del siglo XVIII hasta su transformación en 1992 para convertirse en museo.
Fachada principal que mira a la Carrera de San Jerónimo (1805). / Museo Thyssen
Rafael Moneo: Una reflexión teórica desde la profesión narra la historia profesional de quien buscó definir una aproximación al proyecto arquitectónico sobre una base disciplinar estable en medio de las condiciones cambiantes de su época, tomando la difícil posición de reivindicar la arquitectura como cultura y como forma específica de conocimiento. Esta narración no solo extiende ante nuestros ojos la obra de un arquitecto en particular, sino que también refleja una parte importante de la historia de la arquitectura reciente a través de su mirada.
Desde las tendencias organicistas y estructuralistas (1950-1960), los discursos italianos sobre la ciudad (1960-1970), la ansiedad teórica de los arquitectos de la costa este americana (1970 -1980), o la creación del star system global en los años 1990, la exposición muestra en seis secciones biográficas cómo Moneo resiste, refleja y absorbe estos intereses diversos de su época para conformar una reflexión cultural propia.
Un discurso arquitectónico propio
Rafael Moneo arranca su carrera profesional desarrollando el organicismo propio de la Escuela de Madrid: una arquitectura funcionalista que busca nuevas formas expresivas. Este hecho marcaría tendencia en su concurso para la Ópera de Madrid, la Casa Gómez-Acebo, la Plaza del Obradoiro o las Escuelas en Tudela.
Retrato de Rafael Moneo. / Colección Fundación Barrié
Poco a poco fue formándose una expresión propia. En su proyecto para la Cátedra de Elementos de Composición de la Escuela de Arquitectura de Barcelona (1970), Moneo sitúa la Historia como el centro de su aproximación a la arquitectura, considerándola un cuerpo de conocimientos que proveen a los arquitectos de un conjunto de soluciones ya ensayadas por otros. Este nuevo modo de trabajar supondrá también el cuestionamiento de la coherencia formal de la Escuela de Madrid y la reconsideración de la composición como herramienta capaz de articular una arquitectura hecha de diferentes partes.
Su influencia americana
En 1976, Moneo acepta una invitación para impartir clase primero en la Cooper Union y, un año después, en Princeton. A finales de 1970, los debates arquitectónicos en la costa este americana estaban marcados por el énfasis en la teoría y la especulación gráfica, llegando a minusvalorarse la obra construida. Aunque Moneo siempre rechazó la independencia de la teoría frente a la construcción, estos primeros contactos y su apertura a una discusión más amplia le permitieron inhibirse de algunos de los prejuicios de la comunidad más cerrada de la que procedía. De esta época es su ampliación del Banco de España en Madrid o el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.
Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, California. / Colección Fundación Barrié.
En 1985, el arquitecto es nombrado director del Departamento de Arquitectura de Harvard y se traslada a vivir a Cambridge, Massachusetts, durante cinco años. Esta experiencia no solo supuso volver a tomar conciencia de la necesaria relación entre el pensamiento arquitectónico y la construcción, herencia de su formación en la Escuela de Madrid, sino también un nuevo modo de ver la ciudad y su escala.
Moneo finaliza su etapa en Harvard en 1990 y, tras la concesión de varias distinciones, vuelve a Madrid, donde se integra en un nuevo escenario global. Para el arquitecto, el lugar no dicta una respuesta directa sobre la arquitectura, sino que debe ser interpretado, recíprocamente construido y a veces incluso confrontado. Así podemos comprobar en proyectos como el Museo de Arte Moderno y Arquitectura de Estocolmo, la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles o la ampliación del Museo del Prado.
La exposición contará con una pequeña muestra que ahondará en la historia del Palacio de Villahermosa a través de planos, dibujos y fotografías. Un repaso por los orígenes del palacio hasta su evolución hasta la actualidad, el Museo Thyssen.