El Museo Louvre no vive su mejor momento. Los duros ataques del Estado Islámico en Francia en los últimos años han provocado que las visitas del museo parisino hayan caído más de un 15% en los últimos años. El Louvre creyó encontrar una fórmula para revertir esta situación: organizar una gran exposición de un artista que siempre atrae público. Vermeer fue el elegido.
La exposición ha sido tachada de "mediocre" e "infantil"
Vermeer y los maestros de la pintura de género es el título de la exposición que abrió a finales de febrero y se puede visitar en el Louvre hasta el 22 de mayo. Un tercio de las obras del pintor neerlandés están reunidas en esta muestra, muchas de ellas procedentes de préstamos del resto de Europa y de América. Todo parecía bonito hasta que la retrospectiva se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza tanto para el personal del museo como para el de seguridad.
Cuello de botella en el museo
El día de la inauguración acudieron casi 10.000 personas, mientras que el resto de la primera semana más de 40.000 visitantes quisieron ver la muestra. Esto provocó colas interminables y aglomeración de gente insatisfecha con el servicio del Louvre. Las salas de la exposición tiene cabida para tan solo 300 personas. La alta demanda ha provocado que la web de compra de entradas se colapse y que el museo tuviera que lanzar una nueva web para poder comprarlas.
Foto: @HayesFrediani / Twitter
Los visitantes pueden reservar la hora a la que quieren visitar la exposición, pero solo después de comprar la entrada, lo que significa que muchos terminan volviendo a la cola horas más tarde o incluso al día siguiente. Un fuerte golpe para los turistas que vienen fuera de París.
Este cuello de botella originado por Vermeer ha hecho que el sindicato del personal de seguridad del Louvre anunciará una huelga rotatoria para protestar por la “falta de profesionalismo” y por los “frecuentes abusos verbales y físicos” que ha sufrido el personal.
Aquellos colectivos que tienen entrada preferente también se han quejado, como es el caso de los Amigos del Louvre –más de 60.000 miembros-, titulares de la tarjeta del Consejo Internacional de Museos, miembros del personal e incluso los periodistas. Todos ellos también se han visto afectados.
Concretamente son los Amigos del Louvre los que más colapsaron la exposición los primeros días. A pesar de que se habían programado visitas especiales en horarios en los que el museo está cerrado, fue este colectivo el que quiso disfrutar de la muestra los primeros días. “Deberíamos estar contentos de ver que también puede haber un gran público de gente en una exposición de los antiguos maestros y no solo en el arte contemporáneo”, señala una de las portavoces del colectivo. El Louvre, por su parte, se ha comprometido a reducir el tiempo de espera a tan solo 45 minutos.
¿Merece la pena la espera?
Una de las preguntas que se hace es: ¿merece la pena esperar tantas horas para ver la exposición sobre Vermeer? El público y la crítica se muestras divididos. Y es que la muestra se compone de diferentes secciones detalladas por cartas de amor, visitas, loros e incluso instrumentos musicales. Muchos críticos la han tachado de “mediocre” y de “infantil”.