“Europa debe cambiar para ser competitiva”. Mensaje claro y contundente de la Unión Europea. Las nuevas tecnologías están cambiando el mundo. Para eso, Europea debe ser pionero en la revolución digital y ofrecer mayor facilidades digitales a las empresas. ¿Cómo? “Con la fuerza del mercado único digital”.
“Quiero ver redes de telecomunicaciones continentales, servicios digitales transfronterizos y una oleada de empresas emergentes innovadoras. Quiero que todos los consumidores reciban las mejores ofertas y que todas las empresas accedan al más amplio mercado en cualquier lugar de Europa”, señaló el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, tras presentar 16 iniciativas a favor del mercado único digital.
Unas medidas que no han gustado a todos los sectores. Particularmente a la industria cinematográfica europea, que alerta del riesgo que puede tener tomar esta decisión.
Foto: Partido Popular Europeo
En un carta abierta a Juncker -firmada por 99 organizaciones y sindicatos europeos-, el sector del cine le pide que revise el mercado único digital puesto que podría tener malas consecuencias para los procesos de “producción, comercialización y financiación de producciones audiovisuales”.
El mercado único podría “poner en riesgo la viabilidad de la industria independiente y con consecuencias negativas, no solo para la industria audiovisual, sino también, y sobre todo, para los consumidores”, afirma Ramon Colom, presidente de la Federación de productores audiovisuales españoles (FAPAE), una de las entidades firmantes.
Amenaza de la diversidad cultural
El mercado único digital “erosionará la explotación territorial y conducirá a un enorme coste para el público”, según recalca el informe denominado The impact of cross-border access to audiovisual content on EU consumers, realizado por Oxera and O&O.
La diversidad cultural se vería en peligro, según señala el estudio, puesto que se producirían la mitad de número de géneros en los contenidos de televisión y un 37% menos de cine local Además, habría una caída en los costes de producción, afectando al contenido disponible para los consumidores. En definitiva, precios más altos y la pérdida de acceso a contenidos que actualmente disfrutan los consumidores.
La industria cinematográfica europea recuerda que el sector da empleo a más de un millón de personas en toda la Unión Europea y factura en un año más de 97.000 millones de euros.
