La fotografía a veces esconde la realidad. En ocasiones puede que no sea un espejo del paisaje tomado. Entre la realidad y la instantánea existie un mensaje diferente, incompatibles entre ellos.
La fotografía de Cristina de Middel indaga en esta idea. En una selección de una docena de imágenes de la artista, La Fábrica acoge una exposición de fotografías de paisaje en las que De Middel experimenta con la delgada línea entre ficción y realidad.
La fotógrafa alicantina busca mostrar en Antípodes que en ocasiones la fotografía no debe transmitir la realidad y que la ficción puede servir también como prueba de esta realidad, valga la redundancia.
Nueva Zelanda. 2013. De Middel viaja hasta allí para dar otro punto de vista a la fotografía de paisaje. En su aventura por el contienen oceánico se da cuenta que la instantánea no siempre muestra el paisaje tal y como es, puesto que puede aplanarlo, restarle dimensión o transmitir un sentimiento diferente al espectador de la imagen frente al del fotógrafo.
“Por muy poética que sea la toma, más poética es la realidad que la inspiró”, señala De Middel, quien ofrece a través de su trabajo dos espejos: “el de la cámara y el que invierte la toma situado frente a la lente y ponía a este país situado en las antípodas de mi mundo, boca arriba de nuevo”.
Antípodes no es más que una reflexión, otra perspectiva: “Al fotógrafo que viaja al otro extremo (literal) del mundo y a uno de los países con el paisaje más majestuoso del globo (terráqueo) parece que le quedan pocas opciones que no sean la de disparar al propio paisaje. Son montañas y lagos invertidos, transparentes y que rellenan el globo (ocular) de localizaciones que sólo se han visto en las películas más míticas (literalmente) y en los anuncios de champú tropicales. Yo me encontré en un callejón sin salida acorralada de verde y metros de altitud”.
