Claraboya, del genio portugués, será presentado hoy por la editorial Alfaguara que ha afirmado que se trata de una obra “perdida” del Nobel José Saramago (Azinhaga, 1922-Tías, Lanzarote, 2010),que escribió hace más de sesenta años y entregó el manuscrito a una editorial portuguesa en 1953 que no lo publicó.
Es de sobra sabido la torpeza (y algunos remarcan son saña la “estupidez” máxima) con que el Gobierno portugués trató a la primera cabeza pensante del pequeño país ibérico durante buena parte del siglo XX a raíz de la polémica publicación de su famoso libro “El evangelio según Jesucristo” que levantó ampollas entre los sectores más conservadores de Portugal y por lo que Saramago tuvo que exiliarse en Lanzarote.
Una represión a sus obras que no pasó desapercibida ante nadie y que ahora, tras su muerte y revalorización de su obras, polémicas o no, trae de cabeza a la intelectualidad portuguesa.
De hecho, la historia va del orgullo del Nobel portugués: En 1952, Saramago envía el manuscrito de nuevo libro “Claraboya”, que según las personas que han tenido acceso a él, evidenciaba ya las singularidades de su genial narrativa. La editorial portuguesa que se negó a publicarlo, lo que sumió a Saramago en una profunda depresión que le llevaría a no escribir durante veinte años.
Su mujer, Pilar del Río, y presidenta de la Fundación que lleva su nombre, cuenta en el prólogo de Claraboya -titulado El libro perdido y hallado en el tiempo- que una mañana de 1989 Saramago recibió una llamada de la editorial para informarle de que el manuscrito había sido encontrado en una mudanza de sus instalaciones y que considerarían un honor publicarlo entonces.
"Obligado, ahora no", respondió el autor. Ese mismo día recuperó su novela y tuvo, por fin, una respuesta por parte de la editorial a la que le había confiado el original de Claraboya, "la que le fue negada cuarenta y siete años atrás, cuando tenía treinta y uno y todos los sueños a punto. Aquella actitud de la editorial le sumió en un silencio doloroso, imborrable y de décadas", explica del Río.
Su mujer, Pilar del Río, y presidenta de la Fundación que lleva su nombre, cuenta en el prólogo de Claraboya -titulado El libro perdido y hallado en el tiempo- que una mañana de 1989 Saramago recibió una llamada de la editorial para informarle de que el manuscrito había sido encontrado en una mudanza de sus instalaciones y que considerarían un honor publicarlo entonces.
"Obligado, ahora no", respondió el autor. Ese mismo día recuperó su novela y tuvo, por fin, una respuesta por parte de la editorial a la que le había confiado el original de Claraboya, "la que le fue negada cuarenta y siete años atrás, cuando tenía treinta y uno y todos los sueños a punto. Aquella actitud de la editorial le sumió en un silencio doloroso, imborrable y de décadas", explica del Río.
De hecho, aunque sus más cercanos intentaron convencer a Saramago de que publicara Claraboya, una vez recuperada, el autor decidió que no se editaría mientras viviera.
Alfaguara nos trae esta obra que sin duda no dejará indiferente a nadie, y que se sitúa en 1952, en un bloque de vecinos de Lisboa en la que el lector, a través de una claraboya espiará sus frustraciones, dolores, nostalgias, miedos y alegrías. De fondo, cómo no, se situará la dictadura de Salazar, la más longeva de Europa, seguida de cerca por la de Francisco Franco en España.