Miguel Mirón Pérez

Cultura y voz

Entender la cultura no sólo como la expresión del ser humano, sino como uno de los elementos que lo forman, conforman y elevan, como lo que, precisamente, le hace humano es la seña de identidad de Miguel Mirón, periodista y director de Ritmos 21.

Cultura y voz pretende ser un acercamiento humano y humanístico a la realidad y la información cultural.

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Una academia de cine

Yvonne Blake, en el centro.

Yvonne Blake, en el centro.

Foto: Enrique Cidoncha

TAGS Academia de CineCine españolYvonne Blake
El cine español debe contar con una Academia de Cine que deje de "mandar abrazos a los videoclubs" y mire a los nuevos hábitos de consumo.

La Academia de Cine ya ha elegido a su nuevo presidente. Se trata de la diseñadora de vestuario Yvonne Blake, única candidata a las elecciones celebradas el pasado sábado. Con 193 votos a favor y 50 en contra, la nueva presidenta de la institución dejó claro que su intención es “situar a la Academia en un lugar prioritario para todos los que hacen cine en España”. Para ello, define esta nueva etapa con “transparencia, modernidad e innovación”.

 

Estos tres últimos términos es lo que más falta hace a la Academia de Cine, la institución cinematográfica por excelencia en España; cabeza del cine español. Y es que en los últimos años la Academia no ha sabido adaptarse a los nuevos hábitos ni arreglar sus líos internos.

 

Álex de la Iglesia fue el primero que quiso cambiar el discurso de la institución. Afirmó que Internet no solo era el futuro, sino el presente. Esto supuso su dimisión. Sus sucesores –Enrique González Macho y Antonio Resines- acabaron de la misma manera: dimitiendo y saliendo por la puerta de atrás.

 

El caso de Resines es el más particular de todos, porque muestra la Academia de Cine más arcaica, aquélla que cree que el cine español debe seguir viviendo solamente de subvenciones y de las salas de cine. En el discurso que dio en la última gala de los Goya, Resines mandó “un abrazo a los videoclubs” que todavía seguían abiertos. Todo ello en pleno 2016, donde los hábitos de los consumidores del cine ya no pasa por ir al videoclub a alquilar una cinta VHS.

 

La tarea a la que se enfrenta Blake es complicada. Poco se sabe de la dimisión de Resines y su objetivo ahora es llevar a la Academia a ser una institución “transparente”, adaptada a la “modernidad” de la sociedad española y que defienda la “innovación” del cine español. Eso pasa por dejar de hablar de videoclubs y promover nuestro cine a los nuevos hábitos. Tiene que estar a la altura de una academia de CINE. En mayúsculas.