'Sorolla. Un jardín para pintar'

Pinceladas sobre los jardines de Andalucía

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La exposición en el CaixaForum de Sevilla repasa mediante pinturas de Sorolla de los jardines del Alcázar y la Alhambra, el concepto de jardín del pintor valenciano.

El jardín como refugio creativo, como una pasión compartida con su mujer Clotilde, una obsesión que llegó a su máximo exponente cuando conoció los jardines de la Alhambra de Granada y el del Alcázar de Sevilla. Unas sensaciones que plasmó tanto en sus pinturas como en sus epístolas. Perfumaba las cartas escritas a su mujer con las distintas flores que encontraba en los jardines. El colorido, la combinación de arquitectura, el agua de las acequias y albercas, las fuentes y los aromas, marcaron su pintura. 

 

La exposición Sorolla. Un jardín para pintar, que puede visitarse hasta el 15 de octubre en el CaixaForum Sevilla, analiza la obsesión del pintor por el espacio del jardín, con especial presencia de los jardines andaluces. "Sorolla iba plasmando en bocetos y dibujos todo lo que se le iba ocurriendo para su jardín, fue una especie de obsesión", explica la directora del Museo Sorolla y comisaria de la exposición, Consuelo Luca de Tena.  Una pasión que cumplió en 1910 cuando construyó un jardín mediterráneo con rasgos del Renacimiento italiano y la estética hispanoárabe en su nueva casa. 

Jardín de la casa de Sorolla, Joaquín Sorolla (1918)

Antes de disfrutar de la influencia andalusí en los icónicos jardines de Sevilla y Granada, Sorolla ya había recorrido jardines italianos y franceses. "Cuando comienza a pensar en el jardín de su casa viaja en varias ocasiones a Andalucía y se queda prendado de los jardines del Alcázar y de la Alhambra. Es entonces cuando define su modo de jardín", explica Luca de Tena. De esta manera, se puede ver entre las piezas de la muestra, cómo el pintor valenciano copió partes del Alcázar para el jardín de su casa, llegando a transplantar a su jardín fuentes, azulejos y piezas traídas directamente de Andalucía.

 

La muestra cuenta con más de 170 obras, entre pinturas, dibujos, azulejos, fotografías y esculturas, la mayoría del Museo Sorolla de Madrid, deteniéndose en los detalles plasmados en el jardín de su casa. La muestra, creada específicamente para Sevilla estudia además, la doble función que el jardín tenía para Sorolla. "Por un lado, esta el punto de vista social, familiar, como lugar de reunión; y por el otro, la concepción del jardín como un refugio para pintar", explica Luca de Tena. Una relación que también tenían los pintores impresionistas como Monet o Caillebotte, que coincidían en la concepción de este espacio como espacio recreativo y tenían a la pintura como una pasión libre.

Jardines de Carlos V en el Alcázar de Sevilla, Joaquín Sorolla (1908)

Una pasión más libre que se muestra en pinceladas sueltas y poco marcadas, en pinturas luministas y coloridas sobre lienzos que representan la luz de Andalucía, de los patios y jardines de enclaves como el Alcázar y la Alhambra. La obsesión por la luz de Sorolla, Andalucía como lugar de fotosíntesis que sirvió para transformar su propia casa en jardín, en refugio y estudio. 

Marina Prats

Marina Prats

Marina Prats es periodista y experta en comunicación cultural.

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