Hay novelas que celebran muchas cosas, ya sea el lenguaje, el silencio o la imaginación. Este es el caso de la última novela de Froilán Escobar, Tres en una taza (Huso Editorial), que celebra el poder de la imaginación y el lenguaje en La Habana. Un libro plagado de pasajes memorables, de hallazgos, pero que no se reduce a una colección de citas.
El juego entre la realidad rampante y la realidad alucinada crea un universo singular, de modo que ambas ocupan planos alternos o superpuestos, complementarios, y ninguno resta al otro, sino que lo subraya.
Escobar es un escritor cubano residenciado en Costa Rica. Una obra considerada como mágica, toda una oda a la inventiva y a la palabra. El autor imprime a su historia un ritmo, una progresión narrativa galopante, pero no por ello confusa: el lector queda atrapado por la historia, capta de inmediato el juego literario que propone y establece con él una relación de complicidad.
Tres en una taza es una novela múltiple, múltiple por sus concepciones pero también por sus fantasías. Esta es una novela que se sueña a sí misma. Puede parecer una esquizofrénica alucinación, porque narra la historia de un personaje que viaja en un ómnibus por La Habana, pero no precisamente por las calles, sino por dentro de las casas, de los edificios.
El absurdo, se entiende. Lo que se cuenta parece irreal. Como suele suceder a veces con lo que se vive. Parece una mentira que alguien se inventa para poder entender el absurdo de la realidad que le tocó vivir. Eso es lo que le ocurre al pasajero que viaja en este ómnibus. Su historia es una desesperada travesía. Tan pesadillesca y múltiple que, para alcanzar a contarla, no fue suficiente una sola historia.
Tres en una taza es una novela por la que transitan muchas historias. Los últimos días del poeta José Lezama Lima en su casa de Trocadero 162; las deslumbrantes apariciones de B, una mujer de fosforescente belleza que habita, simultáneamente, en el pasado y en el presente de un mismo hombre. Uno es Yo. Y el otro es Tú. Así, con mayúsculas. Son sus nombres. Son dobles que viven en distintos tiempos, desgarrado por la doble vida que le tocó vivir. Todas las historias tienen que ver con la tremenda ilusión que todavía generaba esa década del 70 y con el absurdo en que se estaba convirtiendo.
En el libro no se renuncia ni a lo uno ni a lo otro, se intenta mostrar,a la vez, lo hermoso y lo terrible de esos días. Se intenta, como Vallejo, juntar los dos polos para que lleguen a dos de sus maletas. Poner al descubierto feroces antinomias. Dolorosas contradicciones. Todos los personajes que viajan en este ómnibus están comprimidos por la realidad y el delirio.
Hay autores, como Flaubert, que travisten el discurso a la medida de sus personajes. Otros, como Borges o Carpentier, son un estilo. Y ese es el caso de Froilán Escobar. En su narrativa anterior el lenguaje, el discurso, protagonizaba la historia. En Tres en una taza, en cambio, hay una contención y una dosificación muy equilibrada entre el qué y el cómo. Siendo fiel a su estilo, el autor lo ha domesticado al servicio del universo que construye. Como en la buena joyería, las gemas están justamente engarzadas. Aunque no escaseen, porque esta es una novela repleta de hallazgos.
Ficha técnica |
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Título: | Tres en una taza |
Autor: | Froilán Escobar |
Editorial: | Huso Editorial |
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