Reportaje - Cine

El corto: la vida más allá de los 120 minutos

No todo son películas de 120 minutos. El mundo del séptimo arte es vasto y da cabida a muchos formatos. Uno de ellos, los cortometrajes, han pasado desapercibidos demasiado tiempo, cuando suponen uno de los motores creativos del cine. Además, es un género que debe ser analizado de forma individual y no como paso previo al largometraje. Tiene sus propios códigos, sus propias técnicas narrativas. En RitmosXXI.com hemos contactado con varios directores para que nos hablen de los cortos.
Al pensar en el sector cinematográfico se nos vienen a la mente de forma invariable las películas de cine a las que todos estamos acostumbrados. Y no nos falta razón; los largometrajes han sido, son, y parece que sarán las joyas de la corona del mundo audiovisual.
 
Sin embargo, si miramos un poco más allá podemos descubrir otra serie de obras igualmente interesantes, con propuestas novedosas y originales, pero que por desgracia pasan inadvertidas para el gran público. Estamos hablando de los cortometrajes.
 
Mientras que algunos consideran los cortometrajes como los hermanos pequeños de los largometrajes (lo que comúnmente denominamos películas), otros ven en ellos un género distinto con sus códigos y técnicas narrativas propias.
 
Es poco lo que se conoce del mundo de los cortos, por eso en RitmosXXI.com hemos contactado con algunos realizadores de cortos para que nos den su visión al respecto.
 
¿Por qué la gente no ve cortometrajes? Todos conocemos cuál es la última película de Álex de la Iglesia, o de Pedro Almodóvar, pero no se habla a cerca del último corto de Nacho Vigalondo o del ganador de la última edición del festival Notodofilmest. Parece que el gran público permanece ajeno al mundo de los cortos.
 
No obstante, a la vez que vivimos este divorcio entre el público general y el circuito de los cortometrajes, también asistimos a un proceso inverso. Cada vez hay más festivales de cortos (en España hay cerca de 300, según datos del 2011 de la Agencia del Cortometraje Español), y con la implantación de las tecnologías digitales, la llegada de Internet y el éxito de plataformas de difusión como Youtube o Vimeo, son muchos los que se lanzan a producir sus propios cortometrajes para luego colgarlos en la Red y ponerlos al alcance de todos.
 
¿Quién ve cortos?

Víctor Matellano
Parece que hay unanimidad entre los directores que hemos consultado: el público está interesado en los cortos. Víctor Matellano, director del documental Spanish Horror y del corto Tío Jess entre otros muchos, no tiene dudas al respecto, “al público le gustan los cortos. Lo compruebo constantemente en festivales, la gente va a verlo y les gusta. La posibilidad de exhibición en salas está muy mermada respecto al largo […] El visionado en internet está funcionando muy bien, porque el formato del cortometraje se adapta muy bien a esa ventana”.
 
Manuel Lagares Díaz, miembro la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España y ganador, junto con su hermano José Lagares, del premio Goya por el cortometraje de animación Los girasoles, coincide con Matellano. “El corto, siempre que sea de calidad, siempre interesará al público”. Sin embargo cree que lo que falla es el apoyo institucional: “son las instituciones las que deben apoyar a este género porque es una cantera definitiva para formar a los futuros técnicos y artistas del cine”.
 
Por su parte, Javier Perea, director dedicado a cortos de terror y fantásticos, garantiza que “Internet es un buen escaparate para los que no disponemos de muchos recursos económicos  para darles [a los cortos] una difusión importante”. Además recuerda la tradición (algo antigua, por desgracia) que había en los cines de hace algunas décadas, que antes de la película de cartelera proyectaban un buen corto. “Creo que esto crearía un conocimiento más amplio a la par que una mayor difusión  de la cultura cinematográfica”.
 
Cortos vs. Largos

Una de las primeras cosas que se les puede pasar por la cabeza a los neófitos del cortometraje es compararlos con las películas que se pueden ver en los cines comerciales. ¿Qué diferencias hay entre una peli y un corto? ¿Es sólo cuestión de minutos o hay algo más?
 
Nuestros directores coinciden señalar en que no existen tales diferencias. Manuel Lagares Díaz explica que “a nivel técnico, el largo requiere más exigencia en la producción y atenerte a un tiempo preestablecido”. Por cuestiones obvias, rodar un guión de 120 páginas requiere una planificación más compleja que rodar un texto de 10 folios. Sin embargo, Lagares afirma que “a nivel narrativo y expresivo no hay ninguna diferencia”.
 
Rodaje de "Dibujando a Vizcarra", corto de Manuel Lagares
Quizá haya una serie de prejuicios que hacen que la gente no se acerque a este mundo. “Los cortos son para gafapastas”, dice alguien a la salida del Festival de Cine de Madrid realizado por la Plataforma de Nuevos Realizadores. Son vistos como un producto minoritario, hecho por y para iniciados. Algo que deja fuera la mirada de aquellos que no se encuentran “en el mundillo”. Pero nada más lejos de la realidad. Un corto, al igual que un largometraje, puede ser innovador, arriesgado, críptico e indescifrable, o por el contrario puede ser clásico, tradicional y fácil de visualizar. No es cuestión de formato, sino de la visión que el director quiera plasmar.
 
“Por una regla general, el largometraje tiene mucho más trabajo en todos los aspectos”, dice Javier Perea, quién continua asegurando que “también hay cortometrajes que en pocos minutos cuentas una autentica película de larga duración”. Y es que, como dice Víctor Matellano, “se trata tan sólo de duración, de metros de película. Nada más. Hay historias que necesitas contarlas en diez minutos, otras en media hora, otras en dos horas y otras en forma de serie... Lo interesante es emplear el tiempo justo. Como decía Goldwyn, «cuénteme lo que quiera, pero no me aburra»”.
 
El  cine y España, ¿una relación de amor-odio?

En este momento la industria cinematográfica vive momentos complicados. Hasta ahora, la principal fuente de financiación de este sector eran las ayudas públicas. No obstante, parece que esto va a cambiar. Es momento de ajustes, recortes y reconversiones, y parece que el sector audiovisual va a tener que trabajar muy duro para sobreponerse a la mala coyuntura económica.
  
Cartel de "La promesa", cortometraje de Javier Perea
“En el teatro hay más experiencia en esto, siempre está en crisis y siempre sobreviviendo”, comenta Víctor Matellano, “otra cosa será cómo veremos cine dentro de un tiempo. Porque sí, es verdad que la subida del impuesto, unido a otros factores como la progresiva pérdida de capacidad adquisitiva, hará que los espectadores vayan cada vez menos a las salas”.
 
“Hay que trabajar y sacar ideas novedosas para darte a conocer, y un poquito de buena suerte”, asegura Javier Perea.
 
Pero la llamada crisis del cine español no es algo nuevo. No es producto de la crisis financiera del 2008 (aunque sin duda sí se ha visto profundamente afectada por ella), sino que viene de tiempos lejanos. Será por carencia de medios ­­­ —en España, el presupuesto medio de una película es de dos o tres millones de euros, en Estados Unidos no es difícil encontrar cortometrajes con ese presupuesto—, será porque el público tiene cierta animadversión por nuestro cine, pero lo cierto es que en el imaginario popular las palabras “cine español” y “aburrido” o “malo” están peligrosamente juntas.
 
Es muy fácil encontrar críticas a las producciones nacionales. De hecho, cuando una película española logra triunfar en taquilla es común escuchar las típicas frases del estilo “qué poco española parece”. Clichés, clichés y más clichés que, aunque poco a poco se van superando, aún hacen daño a la industria audiovisual española, tanto a los largos como a los cortometrajes.

Manuel Lagares recuerda que “en España se produce unas 120 películas al año aproximadamente, solo una decena de ellas suelen triunfar”, ¿qué falla? Según Javier Perea, “estamos demasiados absorbidos por las macro producciones americanas que en muchos casos solo son caras bonitas y efectos digitales, pero con poco espíritu”, aunque también considera que, en el ámbito del cine, “ya nos quitamos la ´boina´ hace mucho tiempo y se está demostrando que hay grandes películas nacionales”.

De hecho el fin de semana pasado la mayor parte de la cuota de taquilla se la llevaron películas españolas como Lo imposible, El artista y la modelo, Blancanieves o Tadeo Jones. Quizá este renovado interés que están despertando las producciones nacionales (ya veremos si es flor de un día o se mantiene en el tiempo), sirve para relanzar el sector del cortometraje y hacerlo más visible para el gran público.
 
“El cine es un bien cultural, artístico e industrial” dice Víctor Mate llano. “El cine va más allá del entretenimiento. Y los que nos dedicamos al cine estamos engrosando a un grupo de profesiones que hacen cultura de todo tipo en España, alrededor de seiscientos mil trabajadores en arte y cultura. Y como tal hay que protegerlo, como se hace con otros sectores profesionales. Al cine español le falta el chovinismo que tienen los franceses con su cine”.
Manuel Lamata

Manuel Lamata

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