El tercer día de festival empezaba, por sorpresa, con lluvia torrencial. Miles de personas se encontraban acampando en los campings que apenas contaban con algún tipo de protección para ello. Sin embargo, los asistentes incluso lo agradecían porque les permitió dormir más horas.
Para las seis de la tarde el sol daba con fuerza en la playa del Arenal. Jero Romero fue el encargado de comenzar la jornada mientras Wayne le seguía apenas 45 minutos después. Con la salida de Jero Romero le tomaban el relevo los catalanes Antonia Font mientras Carlos Sadness era el encargado de seguir tras Wayne. Sin apenas un respiro entre unos y otros el público apostaba por sus grupos preferidos comprendiendo que era imposible estar en todos a la vez.
Para las seis de la tarde el sol daba con fuerza en la playa del Arenal. Jero Romero fue el encargado de comenzar la jornada mientras Wayne le seguía apenas 45 minutos después. Con la salida de Jero Romero le tomaban el relevo los catalanes Antonia Font mientras Carlos Sadness era el encargado de seguir tras Wayne. Sin apenas un respiro entre unos y otros el público apostaba por sus grupos preferidos comprendiendo que era imposible estar en todos a la vez.
Carlos Sadness llegaba con su último disco Ciencias Celestes bajo el brazo, el primer Lp en el que deja atrás a Shinoflow. Sadness aunque dejó claro que el concierto estaba lleno de zorros no dudó en demostrarlo enfundándose en una máscara. Las canciones se sucedían unas a otras pasando de zorros a serpientes como si de un paseo por el bosque se tratase. Aunque el barcelonés cuenta con un repertorio más escueto, quedó demostrado que éste es tan bueno que suple cualquier carencia.
Mientras tanto, Iván Ferreiro asomaba por el escenario Desperados con mojito en mano. Saludaba a los asistentes y comenzaba a cantar. Pasaba del micrófono al piano donde dejaba al público con un brillo especial en los ojos con temas como “Promesas que no valen nada”. Aunque sus fans hayan suplicado por material nuevo del artista, es indiscutible que con el que ya cuenta, sigue dando irec extraordinario. El gallego ofreció un directo contundente y preciso donde era imposible dejar de tararear cada uno de sus antiguos y perennes éxitos.
Al finalizar, el público dudaba entre Standstill y Francisca Valenzuela que compartían el mismo horario (punto negativo, Arenal). Francisca Valenzuela, aunque con mucho menos público, no le impidió traer toda su energía chilena y dejar claro que tras el charco hay un potencial muy bueno. Valenzuela, con chaqueta brillante y leggings ajustados bailaba sin parar mientras acompañaba guitarra, teclado o incluso batería. Recorría el escenario de punta a punta mientras cantaba temas del calibre de Buen Soldado, Quiero Verte Más o Qué Sería. Y tampoco se olvidó de su anterior álbum incluyendo en el repertorio Peces, el tema favorito de las quinceañeras. Un concierto impecable de una artista que incluso Bono la quiso como telonera. Una pena que en España todavía no esté lo suficientemente valorada, pero no dudamos en que tendrá los días contados.
Con el fin de la chilena les tocaba a los londineneses Klaxons. Eran los primeros que despuntaban en el estilo musical de la tercera jornada. Los ingleses aparecían en el escenario con chaquetas plateadas, mucha energía y temazos como Golden Skans.
Y, como de costumbre, tras 45 minutos de espera era el momento de los neoyorquinos The Drums. El grupo más vintage del festival aparecía en escena multiplando el número de mujeres entre el público. The Drums tiene un sonido muy perfilado que transporta a décadas anteriores. Mientras los hombres se aferraban a los temas más conocidos como Let’s Go Surfing o Best Friend, las mujeres demostraban que se sentían mucho más cómodas bailando y cantando todo el repertorio como si de su baile de graduación se tratase. Por su parte, los neoyorquinos parecían disfrutar mucho destilando ese pop intimista que les hace apenas comparables.
Y tras su actuación, por si no fuese poco, les siguió una sorpresa para aquellos que no los conocíamos mucho. Era el momento de Reptile Youth que ofrecieron un directo sorprendente y divertido con un sonido dance rock que enganchó hasta a los más reacios. El dueto danés se marcó un concierto digno de repetir que contó incluso con varios crowd-surfing. Quizá el descubrimiento más grato de la noche.
