Victoria León, traductora sevillana, ha accedido a emprender el encantador experimento de verter al inglés Sin que muchos, uno de los últimos poemas que he escrito, y que publiqué hace tiempo en este mismo rincón. Se lo pedí después de haber disfrutado de su traducción de Chesterton en Renacimiento. Y la verdad es que, tras leerlo ahora traducido una y otra vez, pienso: es increíble cómo uno, gracias a gestos como este, puede ensanchar su concepción de la escritura. Convencerse aún más de que la poesía quizá sí que responda a un excepcional orden de cosas, radicalmente alejado de la literatura. Gracias a ella y a su amabilidad, fíjense, he madurado como poeta en lo que equivaldría, y sin ser hiperbólico, a tres o cuatro años de lecturas, viajes y cruentos ensayos en el papel.
El resultado de su trabajo, en fin, es esta maravilla que les dejo aquí.
WITH HARDLY ANYONE
Seawater to the quiet shore
and to the hard rocks. Wave and tide.
Light that falls and celebrates the relieves
completing shapes that disturb or please the eyes.
Air that gently touches the newborn green
of those pine trees, air naming itself
like wind on most impossible confines.
Water for washing your wounds.
Light that will conquer me in your memory.
Air for dishevelling your hair.
All that incessantly forever
will be born and be repeated
with hardly anyone —maybe just you—
waiting for it:
my portrait.